La ventilación y la temperatura

El ambiente dentro del galpón donde se crían las aves debe ser adecuado para mantener la salud de los animales y permitir que el rendimiento productivo de huevo y carne sea el mejor posible, debido a que la eficiencia en avicultura es fundamental. En la producción de aves, ya sea grande o chica, es primordial brindar un ambiente saludable a los animales, para beneficiar su desarrollo sin complicaciones, y poder perfeccionar su capacidad genética.

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En las empresas avícolas se utilizan sistemas de control de aire que permiten automatizar la entrada y salida del aire de acuerdo a sus requerimientos. Pero los pequeños productores aún tienen problemas en el control del ambiente, tanto en verano como en invierno, debido al mal manejo de la ventilación de los galpones.
El productor avícola debe tener en cuenta, primeramente, la orientación del gallinero o galpón para aumentar la eficiencia de los vientos preponderantes en la zona y prevenir que el sol pase por encima del galpón y no penetre mucho en él, sobre todo en épocas de calor.
En Paraguay, lo recomendable es que las cabeceras estén orientadas de Este a Oeste; con eso se logra que el viento norte pegue en los costados y favorezca la ventilación interna, para satisfacer las necesidades térmicas de los animales mediante el suministro de oxígeno, eliminación del amoníaco y la humedad. Para lograr esto, es bueno tener sistemas eficientes de ventilación de cortinas y equipos internos de ventilación que muevan adecuadamente el aire, como ser ventiladores o extractores o forzadores de aire, que deben estar puestos de tal forma que muevan el aire horizontalmente, por encima de las aves para no perjudicarlas con golpes de frío.
Cuando las aves consumen alimento, generan energía para el buen funcionamiento de su organismo y mantenimiento de la temperatura corporal.
El ancho de los gallineros en nuestro país no debe tener más de 10 metros, para favorecer el intercambio de aire y evitar los bolsones internos o aire parásito que se contaminan fácilmente. Para tener una idea de lo que las aves producen al ingerir alimento, 1000 pollos parrilleros, unos días antes de su faena, producen el calor de cuatro campanas de calefacción y eliminan unos 200 litros de agua en materia fecal y respiración.
Las cortinas deben estar fijadas abajo, para que cuando estén completamente levantadas, permitan su desplazamiento hacia abajo y, de esa forma, regular la entrada paulatina del aire fresco, presionar sobre el caliente y favorecer su eliminación con la humedad y el amoníaco de las heces, que son focos irritantes para las aves.
En los días de cambios bruscos de temperaturas, mañanas muy frías y tardes templadas, el manejo adecuado de las cortinas es fundamental para preservar la salud de los animales.
Los ventiladores de techo, si bien salvan en muchas ocasiones, no son los más recomendables, porque impulsan el aire caliente en forma directa hacia abajo y pegan en los animales, produciendo cambios bruscos zonales, que pueden afectar el sistema respiratorio de las aves.
La avicultura moderna busca la eficiencia y el bienestar de los animales para disminuir el máximo posible el factor estrés, que perjudica la producción y la eficiencia.

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