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La construcción toma lo mejor del entorno, el lago Ypacaraí, la vegetación, la altura desde donde se aprecia una naturaleza inacabable, un paraíso terrenal.
El amplio jardín diseñado por la paisajista Martha Báez de Costas da la bienvenida con sus coloridas flores de estación, arbustos y un sendero de piedras.
La fachada es la atracción de la familia, de las visitas e incluso de quien transita por San Bernardino. La Arq. Olga Heinrich tuvo a su cargo la arquitectura de esta residencia veraniega, mientras que la Arq. María de la Paz Rivarola se encargó del diseño interior.
A lo largo del corredor de la entrada se encuentra el área de la parrilla y un juego de sillas y mesa en tono tiffany.
A unos pasos se halla la amplia cocina, una pasión de la familia, con electrodomésticos de Tecnocentro. El diseño de estos espacios se debe a una mayor proyección de los sectores sociales hacia el lago.
En el dormitorio matrimonial resalta la cabecera hecha de madera maciza completamente tallada. Todos los mobiliarios y objetos decorativos son de Bauhaus.
La piscina sin límite se ubica en la parte frontal de la casa y se une al verdor en una imagen continua. La herrería en los balcones y faroles; y la disposición de las aberturas recuerdan a antiguas casas italianas con molduras en sus terminaciones.
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