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En esta residencia se recurrió a la lógica del barco en el mar, que al llegar a un nivel en el agua, se estabiliza. Se diseñaron dos bloques, en el primero solo se suben dos gradas y la persona ya se encuentra en la planta alta de la casa, esto modifica el recorrido en arquitectura, en el que por lo general se ingresa primero en la planta baja y luego se accede a la alta.
Lo primero que se observa desde afuera es la cochera que se encuentra en el segundo nivel, donde se hizo la losa de hormigón. Este espacio también se podrá utilizar, al sacar los vehículos, como un hall, un lugar de sombra para recibir. Abajo de este lugar se encuentra el área de servicio y un dormitorio con cuarto de baño. Ya en el siguiente bloque, en el que se accede a través de un puente de hierro sobre un jardín, allí se encuentran en planta alta las áreas sociales y abajo los dormitorios.
Para el diseño interior de los ambientes, la propietaria quiso una cabina de cristal desde la que es fácil ver las distintas dependencias. Se priorizó el uso del ladrillo por su belleza en estado natural y su fácil mantenimiento. Este material se podrá utilizar en sus diferentes formas, ya sea como revestido de puertas, en cielo raso y en el piso. La mayoría de los mobiliarios se trajeron de la casa anterior y poseen tapicería a todo terreno, teniendo en cuenta que hay niños pequeños en la casa. Sillones tapizados con motivos florales están acompañados por sillas y mesas de centro de hierro, en un estilo rústico renovado, con mucha luminosidad y verdor alrededor.
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