El Salto del Guairá, una nueva desmembración del Paraguay

Para el discurso oficial, Itaipú significaba una victoria de la diplomacia. Mediante este triunfo, el Paraguay en igualdad de condiciones podía compartir con Brasil una de las mayores fuentes de hidroelectricidad del planeta. Según los panegiristas gubernamentales, el país “solo puso el agua del río Paraná” sin costo alguno para el Estado paraguayo.

Las cataratas del Salto antes de su hundimiento en el lecho del río Paraná en 1982.
Las cataratas del Salto antes de su hundimiento en el lecho del río Paraná en 1982.Archivo, ABC Color

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Señalaba Enzo Debernardi, en su libro “Apuntes para la historia política de Itaipú (1996)”, que el Producto Interno Bruto (PIB) del Paraguay en el año 1973 sumaba apenas unos US$ 950 millones y el ingreso per cápita, considerando 2,5 millones de habitantes, orillaba los US$ 383 por habitante. Este escenario poco halagüeño, pintado por el principal promotor del emprendimiento binacional, revelaba la carencia de una nación esperanzada en lograr su sueño.

Mientras el esperado derrame económico, que supuestamente provendría de la mano del emprendimiento binacional caía a borbotones en Brasil, solo un ínfimo entorno de privilegiados los acopiaba en Paraguay.

Orillando el medio siglo de la vigencia del Tratado de Itaipú, la pobreza monetaria en Paraguay abarca casi a la mitad de la población. El 46,2% de los habitantes son pobres, entre ellos, el 12,5% son pobres extremos, el estado más bajo de la pobreza (ABC Color, 16 de mayo de 2021). Estos desdichados deben subsistir a diario con menos de diez mil guaraníes.

Otro tipo de las carencias cualitativas de la ciudadanía paraguaya, medidas en el año 2020 y difundidas recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), señalaba que el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) es observado desde cuatro direcciones: acceso al trabajo y seguridad social; vivienda y servicios; salud y ambiente; educación. El estudio revelaba que el 24,9% de la población son pobres multidimensionales. A diferencia de la pobreza monetaria, este índice mide los accesos a servicios básicos garantizados por el Estado: salud, educación, vivienda y otros (ABC Color 10 de junio 2021).

Una persona que es pobre puede sufrir múltiples desventajas al mismo tiempo, puede tener una mala salud o estar desnutrida, puede carecer de agua limpia o electricidad, tener un trabajo precario o tener muy poca educación. Los pobres multidimensionales son la población con ingreso inferior al valor de la línea de bienestar y que padece al menos una carencia social.

El futuro anhelado a partir de Itaipú sigue siendo una ilusión

Entretanto, Brasil, cuyo gobierno sin solución de continuidad maneja para su exclusivo provecho la hidroeléctrica, se ubicaba junto a México como las mayores economías de América Latina y el Caribe, según el Producto Interno Bruto (PIB) registrado en 2020. Con una economía tan voluminosa, es posible batallar en mejores condiciones en favor de los más carenciados.

Conviene recordar que una década atrás, en pleno auge de Itaipú, el Brasil calificaba como la sexta economía del mundo. La tabla de la Liga Económica Mundial, que tiene su base en Londres, ubicaba a Brasil solo por detrás de EE.UU., China, Japón, Alemania y Francia.

Principal contribuyente de estos logros, San Pablo, el estado brasileño más rico, provee a sus industrias de abundante hidroelectricidad en frecuencias de 50 Hz y 60 Hz generada en la Binacional Itaipú. Es sabido que por el derecho de adquisición del Tratado de Itaipú, interpretado como un derecho de propiedad por los brasileños, la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) se ve obligada a abastecer a la margen izquierda la energía que no utiliza a cambio de una irrisoria compensación, lejos del precio justo.

Hasta 1986 la compensación pagaba Itaipú, después el tesoro brasileño y desde la presidencia de Michel Temer, por una medida provisoria, el usuario brasileño. Lo cierto es que la estatal brasileña de electricidad, Eletrobras, sin interrupción, usufructúa gratuitamente la energía cedida por la ANDE.

Un estudio realizado por el PhD Miguel Carter estima que el Paraguay hubiese atesorado una media de US$ 75,4 mil millones al año 2018 por la energía cedida al Brasil. Una riqueza malograda que sigue postergando el desarrollo del país.

Itaipú no era viable sin la desaparición en el lecho del río Paraná de las cataratas del Salto del Guairá, una nueva desmembración del Paraguay provocada por gobiernos brasileños de facto en violación de legítimos derechos del Paraguay. Todos ellos, complotados con el gobierno paraguayo de Alfredo Stroessner.

Las cataratas del Salto, inigualable maravilla de la naturaleza, era una mina de oro capaz de convocar anualmente millones de turistas.

¿Cuántos turistas visitan cada año las cataratas del Niágara? Más de 30 millones de personas contemplan cada año en directo las cataratas, lo que constituye una colosal fuente de ingresos para las regiones de ambos lados de la frontera: la provincia de Ontario, Canadá, y estado de Nueva York, Estados Unidos.

Ningún gobierno se había atrevido a tanto y tirado por la borda la resistencia por su heredad del pueblo paraguayo tanto en la Guerra del Chaco como en la Guerra contra la Triple Alianza.

Pero había más, mediante la desatinada Ley 389 del año 1973, Tratado de Itaipú, con votos de la mayoría oficialista del Congreso, el condominio del Salto del Guairá con Brasil se hacía realidad. Ya en el Acta Final de Foz de Yguazú del 22 de junio de 1966, en su tercera conclusión, se determinaba el condominio entre los dos países del Salto del Guairá o Salto Grande de las Siete Caídas. Un simple acuerdo entre gobiernos sin aprobación del Consejo de Estado con funciones parlamentarias. Mediante el Acta Final de 1966, nunca legitimada, la diplomacia brasileña blanqueaba la invasión al Paraguay de junio de 1965.

El Salto del Guairá nunca salió de los dominios del Paraguay. “El primer título que el Paraguay puede alegar es el del descubrimiento, fuente principal de las soberanías desde el punto de vista de la moral internacional. Los Saltos del Guairá fueron descubiertos al mismo tiempo que el resto del Paraguay. Las tierras en que ellos se despeñan y a las cuales dieran su nombre, fueron por primera vez visitadas por Alejo García en su fabuloso viaje desde el Atlántico hasta el Perú, hacia 1525. Alejo García, español y no portugués según las más modernas investigaciones, y tripulante que fue de una armada española, dio con su descubrimiento inicial derechos a la Corona de la cual dependía. Por lo demás, los Saltos como todas las zonas comarcanas estaban ya dentro de la soberanía española que alcanzaba hasta la famosa Línea de Tordesillas pactada en 1494 para demarcar ambas jurisdicciones. Esa Línea… estaba a más de seis grados al este de la zona de los Saltos. Cuando en las Capitulaciones de Don Pedro de Mendoza (1534) se instituyó legalmente la Provincia del Río de la Plata o Paraguay, la Corona señaló como frontera oriental de esta Gobernación la misma Línea de Tordesillas. De modo que al nacer la Provincia Gigante de Indias tenía muy dentro de sus tierras a los Saltos del Guairá” (Efraím Cardozo. Los derechos de Paraguay sobre los Saltos del Guairá, 1965).

A pesar de todo, no fueron suficientes los títulos para preservar de la ambición del Imperio de Brasil los derechos territoriales del Paraguay. Esta perenne codicia, al que se sumaba la avaricia de la Confederación Argentina, propició en 1857 el “Protocolo de entendimiento para la guerra contra el Paraguay. Argentina y Brasil”.

El escrito quedó formalizado por los plenipotenciarios de la Confederación Argentina, Santiago Derqui y Bernabé López y del Imperio de Brasil, José María da Silva Paranhos. Sus términos, que certificaban el despojo de sus tierras al Paraguay, fueron reproducidos en el Tratado Secreto de la Triple Alianza (Argentina, Brasil, Uruguay) del 1 de mayo de 1865.

La invasión del Imperio de Brasil al Estado Oriental del Uruguay, menospreciando la nota del Gobierno paraguayo del 30 de agosto de 1864, inflamó la mecha que precipitó la conflagración. Se sumaba a ello, la negativa del Gobierno argentino al tránsito de tropas paraguayas por Corrientes.

Estos acontecimientos dieron inicio al conflicto que finalizó el 1 de marzo de 1870.

Concluida la guerra del Paraguay contra la Triple Alianza, el Imperio de Brasil impuso al Paraguay el Tratado de Límites de 1872. En el Tratado se incorporaban posesiones paraguayas entre el río Apa y la región el Amambay, más de 62.325 km2. Sin embargo, los nuevos límites no modificaron la soberanía paraguaya sobre el Salto del Guairá.

“¡Vae Victis! El Paraguay pagó su derrota. El Imperio aplicaba la dura ley del vencedor. Salían definitivamente del dominio paraguayo las dos provincias históricas del Guairá y del Itatin. Pasaban al poder del Imperio las tierras situadas al oriente del Paraná y al sud del río Blanco. Ya nadie discutió si el Brasil tenía o no en ellas posesiones efectivas. La hora de los alegatos jurídicos había fenecido. Ahora la punta de la espada, aplicada sobre la garganta del país moribundo, arranca las fronteras” (Efraím Cardozo. Los derechos de Paraguay sobre los Saltos del Guairá, 1965).

El mismo autor señalaba que “El Tratado de Límites del 9 de enero de 1872 consagró los derechos del Paraguay al mantener los Saltos del Guairá en la misma situación en que ellos estaban en todo el transcurso de la historia. No hubo adjudicación al Brasil, ni partición, ni establecimiento de condominio”. También afirmaba: “Como accidente geográfico, que incluye no solo los Saltos sino también el embalse ocasionado por la Cordillera del Mbaracayú al interceptar el río Paraná, formó parte de la frontera, conservando su situación jurídica no modificada por el Tratado de 1872, como parte integrante de la soberanía territorial del Paraguay”.

Exclusivo

Entretanto, Brasil, cuyo gobierno sin solución de continuidad maneja para su exclusivo provecho la hidroeléctrica, se ubicaba junto a México como las mayores economías de América Latina y el Caribe, según el Producto Interno Bruto (PIB) registrado en 2020.

Derrota

El Paraguay pagó su derrota. El Imperio aplicaba la dura ley del vencedor. Salían definitivamente del dominio paraguayo las dos provincias históricas del Guairá y del Itatin.

(*) juanantoniopozzo@gmail.com. Entre los años 2010 y 2018, autor de Itaipú la apropiación indebida; Itaipú, una victoria bien brasileña; Itaipú, memoria de un fraude; Itaipú, crónica de un despojo; Itaipú ¿Asociación ilícita para delinquir?; Breves apuntes sobre los derechos del Paraguay en Itaipú.

Próxima entrega: El Salto del Guairá, maravilla de la naturaleza con asombroso potencial hidráulico.

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