Micro y macroeconomía: el individuo y la empresa no tienen sustitutos

Los temas que hacen al crecimiento económico en general, asociado a las exportaciones, balanza comercial, inflación, déficit, política monetaria y fiscal etc. tratan de explicar las causas del desarrollo. Sin embargo, considero que las citadas variables, sin duda importantes, son más bien una consecuencia de situaciones que se encuentran en la microeconomía.

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A modo de una suscinta presentación, expongo la diferencia entre macroeconomía y microeconomía. La macro se refiere al funcionamiento integral de la economía para tratar de entender los agregados económicos. Trata de comprender el funcionamiento general de la economía con sus agregados, por ejemplo, la inflación y la deuda pública, entre otros.

La microeconomía, por su parte, se refiere a las decisiones de individuos y empresas con relación a los precios en general. Como se notará, la macro tiene como eje referencial al Estado y la micro al individuo.

Los cambios en la calidad de vida de las personas es ciertamente el resultado de un mejoramiento de las relaciones entre las mismas donde priman la colaboración mediante la división del trabajo que incrementa la producción y la productividad.

El incesante y denodado esfuerzo de las personas por salir de una situación de menor satisfacción a una de mayor satisfacción contiene en sí mismo una dosis de incentivos conductuales en el ser humano que se enfrenta a la naturaleza, a los límites de su propia biología y hasta a su destino.

Douglas North y Robert Paul Thomas

En tal sentido, recuerdo haber leído un libro que en el sentido expuesto me dio la oportunidad de tener una mirada diferente. Se trata de la obra traducida al español como “El nacimiento del mundo occidental”, escrito por Douglas North y Robert Paul Thomas, connotados autores que recibieron premios y gran cantidad de distinciones a nivel mundial por sus trabajos.

En este monumental libro, North y Thomas, encuentran mediante sus investigaciones que el extraordinario progreso logrado en Europa comparado con otros lugares, se fueron haciendo en un proceso de ensayo y error no coercitivo sino evolutivo. Precisamente, en el siglo XVIII es cuando se fueron consolidando los derechos de propiedad, los contratos y lo atinente a la administración de justicia.

Dejo en claro que cuando digo consolidando me refiero a que antes de la mencionada época ya existían avances en el sentido expuesto, por tal motivo es que usé la frase ensayo y error, en el sentido evolutivo de las relaciones sociales. Siguiendo a nuestros autores, ambos llegan a una de sus conclusiones.

Que el origen de lo que sería el portentoso avance del progreso en Europa se fue dando al punto que llegó a su máxima expresión en lo que se conoce como la Revolución Industrial, revolución que permitió por primera vez en la historia que las amplias masas de pobres logren esa movilidad hacia mejores condiciones de vida.

Predecibilidad

Como se notará, fue una cuestión de orden microeconómico lo que llevó esa transformación nunca antes vista en la humanidad. Es cierto, y no lo niego, la estructura de orden institucional fue fundamental pero sin duda que el individuo asociado con su prójimo se percató que ese orden normativo se volvió necesario porque lo que habían logrado necesitaba de garantías para su continuidad.

Esa noción de predecibilidad mediante reglas de juego que sirven de incentivos para el trabajo duro, la disciplina, el mérito por hacer más y mejor concitó a que los factores de producción como el capital, el trabajo y la tierra se aunaran y se fortalecieron en términos de lo que conocemos como producción y sobre todo productividad.

Vuelvo a la predecibilidad dada su importancia. Predecible en términos generales es tener la certeza de lo que sucederá o al menos casi la certeza.

En el sentido aquí expuesto, esto es, en la economía del individuo y de las empresas (como desde luego también en la macroeconomía) los seres humanos nos planteamos el tema de la toma de decisiones, casi como un problema por cierto.

Al momento de tomar una decisión que con- lleva a la elección de una opción entre diversas alternativas, es muy importante contar con una visión de lo que va a suceder en el futuro. Tomar una decisión para un accionista o empresario para la puesta en marcha de una determinada actividad no es fácil. En ningún modo es como dicen mis conocidos colectivistas que el empresario solo está para lucrar como si fuera que el lucro sea malo o que el solo hecho de tener un capital es suficiente.

De ninguna manera, el individuo actuando en función empresarial está expuesto a lo que los consumidores le digan si su decisión fue o no correcta. Puede invertir millones en marketing o publicidad pero si el producto o servicio expuesto a la consideración del público no es del agrado de estos pues sufrirá penurias hasta podría llevarlo a pérdidas irrecuperables.

Alternativas, tendencias y ciclos

No se puede tomar una decisión sin considerar posibles alteraciones del horizonte presente y futuro. Los acontecimientos cambian a los vaivenes de lo que el mercado y el propio gobierno exponen en sus decisiones a cada instante. La predecibilidad no es un tema de magia, es un tema de predicción en el área de la economía y la empresa donde existen tendencias y ciclos.

De ahí que cuando hablamos del objeto de la economía, pues a lo que me refiero y nos referimos (considero esto aceptado por todos) es el estudio de la acción humana a lo Von Mises (Tratado de Economía) en las que tomamos decisiones y analizamos de un modo u otro las consecuencias de dichas decisiones. Por eso es que en la microeconomía y la propia macroeconomía se plantea el problema de la toma de decisiones entre diversas alternativas. Esto no es tan fácil como parece, al menos si estamos en una economía de mercado regida por la permanente y necesaria competencia.

Infelizmente, una mirada meramente macroeconómica nubla la perspectiva aquí expuesta conllevando a la incertidumbre. Y la incertidumbre es la falta de seguridad, de confianza sobre la situación presente y el futuro de una actividad del cual el ser humano puede lograr mejorar su condición de vida.

Esto ocasiona dudas e indecisiones al punto que el entorno social se vuelve inquietante y hasta provoca una parálisis que imposibilita tomar buenas decisiones en la conjugación correcta del capital y del trabajo. Esta incertidumbre lo provoca precisamente el Estado mediante su respectivo gobierno, que en vez de garantizar la vida, la libertad y la propiedad se dedica a hacer lo que no debe hacer y hace lo que hace de un modo ineficiente, costoso y corrupto, recayendo el peso sobre los individuos y las empresas.

Si solo vemos, por ejemplo, la política monetaria y fiscal resultado de una perspectiva macroeconómica sin el resguardo necesario de una mirada en el individuo y las empresas, pues el progreso económico y hasta cultural se vuelve demasiado difícil. A diferencia de los muchos que consideran finalmente que la microeconomía hace a la buena macroeconomía. El individuo y la empresa no tienen sustitutos.

Empresa

La microeconomía hace a la buena macroeconomía. El individuo y la empresa no tienen sustitutos. Solo macroeconomía nubla la perspectiva.

Cuestión

Fue una cuestión de orden microeconómico lo que llevó esa transformación nunca antes vista en la humanidad con la revolución industrial.

(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

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