¿Estamos listos?

El 21 de mayo de 2013, el entonces presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, realizaba un anuncio imprevisto: las medidas de estímulos adoptadas para contrarrestar los efectos recesivos de la crisis global comenzarían a reducirse a finales de ese año. Luego del sorpresivo anuncio, las economías emergentes vieron cómo sus monedas se depreciaban fuertemente, el diferencial de sus tasas de interés con respecto a los bonos del Tesoro americano (el riesgo-país) aumentaba considerablemente, sus mercados de valores sufrían una caída abrupta y los flujos de capitales migraban de vuelta a los países avanzados. La experiencia fue tomada como ejemplo de lo que ocurriría ante una normalización de las condiciones monetarias en Estados Unidos.

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Desde principios de 2014, la compra de activos del banco central americano ha disminuido desde US$ 85.000 millones mensuales a US$ 45.000 millones. Sin embargo, ello no se ha reflejado en un empeoramiento sustancial y permanente en las condiciones económicas y financieras de los países emergentes. Inclusive algunas economías experimentaron desde finales de enero una apreciación de sus monedas y/o una disminución en sus costos de endeudamiento. ¿Qué cambió? ¿Por qué el inicio del ajuste monetario de la Fed no tuvo un impacto similar al anuncio de mayo? ¿Por qué los impactos no fueron homogéneos a través de las economías?

Lecciones aprendidas

Lo ocurrido luego del anuncio de mayo dejó importantes lecciones, tanto para la Fed como para las autoridades de países emergentes. Para el primero, quedó claro que los efectos de su nueva política monetaria dependerían de la gradualidad de su implementación y de su estrategia de comunicación. Como enfatizado por el FMI, el cambio de política no debería originar mayores problemas si es “anunciado apropiadamente, de manera articulada, con una transición apropiada, no abruptamente, y con buena comunicación”. Los recientes cortes en el programa de compra de activos no crearon nuevas volatilidades dado que eran esperados por el mercado, estuvieron acorde a las expectativas y, por tanto, no representaron una sorpresa para los agentes.

Para las autoridades de nuestros países la principal lección fue que los fundamentos económicos importan. La recuperación económica norteamericana será un evento positivo, pero en el corto plazo podrían existir perturbaciones en los mercados financieros. Así, si el proceso de normalización monetaria se combina con políticas domésticas poco robustas, aumentará la probabilidad de una fuga de capitales mayor a la esperada y de cambios abruptos en el valor de las monedas locales. Por ese motivo las tensiones financieras luego del anuncio de mayo fueron mayores en países que presentaban vulnerabilidades macroeconómicas, como inflación alta o elevados desequilibrios externos.

¿Preparados para los vientos de frente?

América Latina se ha beneficiado recientemente de condiciones externas particularmente favorables. Las economías de la región han tenido acceso a financiamiento internacional excepcionalmente barato y precios de sus exportaciones especialmente elevados. Sin embargo, se espera que estas propicias condiciones externas vayan cambiando gradualmente con la recuperación de la economía americana. En ese nuevo ambiente, políticas implementadas en los Estados Unidos pueden crear volatilidades indeseadas en nuestros países, pero ello dependerá de las expectativas, los fundamentos y la capacidad de respuesta de las economías.

En el Paraguay, los marcos de política y los fundamentos macroeconómicos se han fortalecido durante la última década. Así, las reservas internacionales aumentaron a casi 19 por ciento del PIB (uno de los mayores ratios en la región), mientras que los niveles de endeudamiento público externo disminuyeron a menos del 10 por ciento del PIB.

Como resultado, el país mantiene ahora una posición acreedora neta frente al resto del mundo. En términos de control de precios, la implementación de la política monetaria se ha visto fortalecida con la adopción de un esquema de metas de inflación. Por último, nuestro régimen de cambio flexible constituye un importante amortiguador de potenciales choques externos.

Todo lo anterior se ha reflejado en un aumento gradual en la calificación de nuestra deuda soberana, la última en febrero en una coyuntura poco favorable para el resto de las economías emergentes. Lejos de empeorar, las perspectivas económicas para el 2014 han mejorado recientemente: el FMI ha elevado su proyección para el crecimiento del PIB este año, un movimiento contrario al experimentado por el resto de los países regionales que sufrieron una revisión a la baja. Además, las nuevas proyecciones indican que el Paraguay sería este año el tercer país de mayor crecimiento en América Latina.

En resumen, los efectos económicos y financieros de la normalización de las condiciones monetarias globales dependerán de la calidad de las políticas de los países. En la nueva coyuntura, nuestras economías necesitarán marcos de políticas flexibles, ágiles y resistentes para atenuar turbulencias que podrían producirse. El Paraguay se encuentra muy bien preparado para los nuevos desafíos, ya que cuenta con una política monetaria creíble, una situación fiscal solvente, un amplio colchón de liquidez en divisas y un sector financiero fuerte. Si se preservan estos elementos, estarán dadas las condiciones para que el futuro próximo siga siendo seguro y exitoso, aun ante un ambiente externo más adverso.

Desafíos

El país se encuentra muy bien preparado para los nuevos desafíos, ya que cuenta con una política monetaria creíble, una situación fiscal solvente, liquidez, etc.

FMI

Lejos de empeorar, las perspectivas económicas para el 2014 han mejorado recientemente: el FMI ha elevado su proyección para el crecimiento del PIB.

(*) Presidente del Banco Central del Paraguay

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