Paraguay ante la nueva oportunidad de diseñar políticas de desacople económico regional

En las últimas semanas, Argentina experimentó importantes sucesos a nivel económico y financiero, que impactan en la economía nacional, dada la integración comercial de la región. Paraguay representa alrededor del 10% de la economía argentina, por lo que las dinámicas en el país vecino influyen en la actividad económica local. La depreciación del peso, de casi 10% a fines de abril, generó que compras de argentinos se reduzcan 25%, luego de haber registrado ciertos picos. Una vez más urge diseñar medidas desde los sectores público y privado, que ayuden a alejar realmente la dependencia comercial de nuestro país.

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La Argentina ha experimentado en las últimas semanas una serie de acontecimientos que terminaron impactando de manera trascendental a su economía. Los problemas que enfrenta en la actualidad, en realidad, no son nuevos, ya que ha habido numerosos episodios de inestabilidad económica en el pasado.

Uno de los aspectos que se destacan en Argentina es, por ejemplo, su pico histórico de inflación de 4.923% hace años, así como la de Brasil del 2.500%, mientras que el peor momento inflacionario de Paraguay llegó a 44%.

En el 2001, Argentina volvió a enfrentar el mismo problema con el “corralito” (restricción a la disposición de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros). Paraguay no estuvo exento de los efectos en ese entonces, a lo que se sumó la quiebra del Banco Alemán, hechos que empujaron a nuestro país a buscar y lograr la estabilidad macro. Mientras que en los últimos años, el Gobierno de los Kirchner se ha beneficiado de los grandes impulsos que ha tenido la economía mundial, principalmente lo relacionado al súper ciclo de los commodities, cuando el precio de la soja era alto. Como la oleaginosa es uno de los mayores productos de la Argentina y es relativamente fácil gravar con impuestos, anteriormente el Gobierno podía expandir sus gastos públicos a niveles más que considerables.

Esta intervención del Estado se tradujo en altos niveles de desempleo y beneficios sociales que alcanzaban a un gran número de personas. Además, el Gobierno cuenta con un funcionariado en crecimiento de 6 millones de personas más.

Aunque Mauricio Macri recibe una Argentina con importantes problemas, ha tratado de empujar políticas económicas y fiscales como una reducción de los gastos con el aumento de las tarifas de los servicios básicos. En una economía que venía tratando de reducir la inflación, este tipo de medida contrariamente la aumenta, por lo que la disminución de la misma se complica.

A fines de abril, el tipo de cambio de Argentina se disparaba y, en respuesta, el Banco Central incrementó su tasa de política monetaria al 40% en un esfuerzo por tratar de defender el tipo de cambio. El aumento de la tasa de interés podría incentivar a algunos a mantener sus ahorros en pesos, disminuyendo la demanda sobre el dólar y reduciendo la presión sobre el tipo de cambio. Como consecuencia, esta medida también encarece el crédito y reduce los incentivos a la inversión, que sería un impacto no deseado, pero un precio que el Gobierno aceptaría pagar para tratar de mantener estabilidad cambiaria.

Sin embargo, el éxodo de capitales de Argentina habría contribuido a depreciar el tipo de cambio y que para tratar de capitalizarse, el Gobierno decidió apuntar a otras estrategias como la de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), conocido como un “prestamista de última instancia”, que permita al país soportar, por un tiempo, la crisis.

¿Qué acontecimientos aceleraron la crisis en Argentina? 

Hacia finales del año pasado, el peso argentino mostraba un comportamiento muy regular, pero con algunas devaluaciones, pero que siempre terminaba estabilizándose. Esta situación cambia drásticamente a finales de este abril, con un desplome de la moneda argentina frente al dólar. Algunos factores que habrían contribuido a este desenlace fue el fortalecimiento que hay en el dólar americano desde mediados del mes pasado y la implementación de una ley que gravaba las rentas financieras. Esta situación de mayor rentabilidad de inversiones en bonos norteamericanos y la menor rentabilidad de inversiones financieras en Argentina habría resultado en la migración de capitales desde el vecino país a otras economías, llevando a los inversionistas y a otros a convertir sus pesos a dólares, aumentando de esa manera la demanda de la moneda estadounidense.

En cuestión de semanas, el peso argentino se depreció en 20% con respecto al dólar, obligando al Banco Central de Argentina a defender su tipo de cambio, mediante la inyección de dólares al sistema financiero. En apenas dos semanas hizo que sus reservas cayeran de US$ 63.700 millones a US$ 53.400 millones; es decir, que tuviera una pérdida de aproximadamente 2% del producto interno bruto (PIB) del vecino país.

Baja capacidad de compra 

Al depreciarse el peso, disminuye la capacidad de compra que tienen los argentinos, lo que tendría impactos en Paraguay. Como resultado de la depreciación se ha encarecido cambiar pesos para realizar compras en el extranjero. Un agravante importante a esta situación fue que la tasa de interés de los Bonos del Tesoro de EE.UU. alcanzó 3,10% en mayo, uno de los valores más altos en la historia reciente; por lo tanto, se volvió mucho más atractivo para los inversionistas de economías emergentes como Argentina invertir en papeles de EE.UU., que se consideran los bonos más seguros del mundo. A esto se sumó la implementación de la reglamentación del impuesto a la renta financiera de no residentes, que grava la salida de capitales de Argentina en 5%. Con la reforma tributaria, una inversión de US$ 1.000 implica dejar US$ 50 en concepto de impuesto, lo que finalmente permite sacar del país US$ 950; es decir, aquella persona que había invertido US$ 1.000 en un determinado momento a una tasa de retorno del 10%, proyectaba retirar US$ 1.100, pero con la nueva disposición impositiva, en vez de retirar US$ 1.100 del país, el inversionista se queda con US$ 1.045 (1.100 X 5% = $55), lo que hace que el rendimiento sea finalmente del 4,5% y no del 10%.

Con esta decisión tributaria, lo que posiblemente ocurrió fue que antes de que entre en vigencia la ley, los inversionistas prefirieron sacar su dinero, considerando que la tasa de rendimiento del 4,5% se podría conseguir en otro lugar con una inversión más segura que en Argentina, sumado a la turbulencia del mercado internacional, que terminaron incidiendo en el aceleramiento de la fuga de capitales. 

La crítica situación empujó al Gobierno argentino a buscar políticas que mitiguen el escenario como lo ya mencionado anteriormente, la intervención del Banco Central, vendiendo moneda extranjera en el mercado para frenar el fuerte avance del dólar frente al peso, así como subir la tasa de política monetaria a 40%, esperando que los inversionistas apuesten por la moneda argentina. Sin embargo, estas decisiones no generaron los resultados esperados y el presidente argentino, Mauricio Macri, no vio otra alternativa más que recurrir al Fondo Monetario Internacional solicitando una “línea de apoyo financiero para la Argentina” de más de US$ 30.000 millones.

Según Macri, el crédito “va a permitir fortalecer el programa de crecimiento y desarrollo, dando un mayor respaldo para enfrentar el nuevo escenario global y evitar crisis como las que se han tenido en la historia de Argentina”.

Pero mientras, ¿qué impacto tiene en Paraguay? 

Como ya se mencionaba anteriormente, Paraguay no está inmune a lo que ocurra con sus vecinos. En ese sentido, las compras de argentinos con tarjetas de crédito en Paraguay en diciembre del 2015 eran de alrededor de G. 20.000 millones (US$ 4 millones), alcanzando y sobrepasando los G. 60.000 millones en un momento determinado (US$ 12 millones).

Lo que estaba atrayendo a los argentinos hacia Paraguay era la alta inflación en su país; es decir, en la vecina nación los precios y el tipo de cambio se disparan diariamente, frente a lo que ocurre en Paraguay, donde se mantienen, por ende se vuelve más atractivo hacer compras en el país. Por ello, el sector comercial ha tenido un despegue muy importante por la compra de argentinos; es decir, por la demanda exterior y no por la local.

El efecto en el tipo de cambio peso/guaraní también marcó una apreciación de la moneda local, considerando que los argentinos demandan más guaraníes para hacer sus compras en el país, lo que aumentó el valor del guaraní con respecto al peso.

En ese sentido, desde diciembre de 2015 hasta abril de 2018, se observa una caída del valor del peso contra el guaraní, de 410 pesos por guaraní, pasó a 250 $/G. ($=peso); es decir, la diferencia en inflación entre las economías se va mitigando gradualmente por la apreciación del guaraní con respecto al peso. Siempre que haya más inflación del peso que apreciación del guaraní, el saldo sería que continúe la ventaja de precios en Paraguay.

Al respecto, existe 82% de diferencial de precios en términos inflacionarios, frente al 39% de diferencial en términos cambiarios. Por tanto, la mitad del diferencial de precios fue comido por el tipo de cambio.

La depreciación del peso de casi el 10% a finales de abril generó que las compras de argentinos, que habían tenido ciertos picos, se reduzcan en 25%. Sin embargo, los efectos se contraponen; es decir, a mayor inflación en Argentina, más atractivo se vuelve Paraguay para hacer compras; a mayor depreciación del peso, menos interés de los vecinos en Paraguay.

Los números muestran que nuestro país no puede escapar de los acontecimientos de su vecino, por lo que una vez más se hace necesario insistir en nuevas medidas diseñadas desde el sector público y privado, que ayuden a alejar realmente la dependencia comercial del Paraguay. Fortalecer la demanda local sería una de las alternativas; es decir, que los comercios de Paraguay busquen compensar la caída para mantener su actividad económica.

En el mismo contexto, pensar en modificar la Ley de Tarjetas podría contribuir a devolver la capacidad de compras y consumo de los paraguayos, especialmente de aquellos que quedaron excluidos del sistema financiero formal.

Definitivamente Paraguay debe tener muy claro que su propia demanda debe ser fortalecida, considerando que sería la única manera de que los comercios y su cadena no sientan fuertemente el impacto de lo que sucede no solo en su vecino Argentina, sino también de Brasil.

Los primeros efectos negativos comenzaron a registrarse en las zonas fronterizas como Encarnación y parte de Asunción, donde el ingreso de argentinos es más importante.

Reducciones se observan especialmente en electrónica, que es el rubro de mayor demanda de los argentinos, especialmente en el comercio encarnaceno, además del impacto en sectores como servicios.

Insistir en nuevas medidas para fortalecer la demanda local sería una salida a la situación; es decir, que los comercios de Paraguay busquen compensar la caída para mantener su actividad económica.

Tarjetas

Modificarla ley de tarjetas contribuiría a devolver la capacidad de compras y consumo de los paraguayos, en especial aquellos que quedaron excluidos.

Consumo

Paraguay debe tener claro que su propia demanda debe ser fortalecida, solo así los comercios no sentirían el impacto de lo que suceda a los vecinos.

Crisis

Los problemas que afectan a la Argentina en realidad no son nuevos, ya que registró varios hechos en el pasado de inestabilidad económica.

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