Presidente Hayes: un departamento muy extenso para una población que debe distribuirse mejor

El departamento de Presidente Hayes es el tercero más extenso de todo el país, después de Boquerón y del Alto Paraguay, ambos también en el Chaco paraguayo. Sin embargo, como los demás departamentos de la Región Occidental, Presidente Hayes evolucionó con una verdadera “quietud demográfica”. Sin embargo, su lento ritmo demográfico duró hasta la década de 1980, periodo en que su población se dispara a tal punto que entre 1982 y 2012 se multiplica por tres.

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Este acelerado crecimiento demográfico de las tres últimas décadas esconde detrás de sí algunos puntos negativos, empezando por el desequilibrio espacial de este aumento demográfico. Efectivamente, es el sur del departamento, denominado comúnmente el “Bajo Chaco” o “Chaco asunceno” es el que benefició de la bonanza demográfica. Mientras el sur del departamento crecía a ritmos muy veloces, el centro y el norte evolucionaban según un padrón estático: allí la actividad humana no modificaba el territorio ni los paisajes y así, el tiempo y el espacio parecían literalmente no agotarse. El mapa permite apreciar los desequilibrios en la ocupación del espacio: el sur poblado contrasta con el resto del departamento, que presenta densidades excesivamente bajas (0,45 habitantes por cada kilómetro cuadrado).

La consultora Investor Economía observa que en el extenso Centro y Norte del departamento de Presidente Hayes, los sistemas productivos fueron muy extensivos, sin inversiones y por lo tanto sin generar atracción para la llegada e instalación de nuevos centros poblacionales. Este esquema socioeconómico predominó hasta la década de 2000. Los amplios espacios de bosques bajos arbustivos, de praderas y de zonas inundables evolucionaban pasivamente con sus numerosas unidades de producción ganadera extensiva.

En mismo tiempo, las numerosas y variadas comunidades indígenas vivían aisladas, pero aún no se veían muy afectadas por otras actividades humanas. Sin embargo, en los últimos quince años, la ganadería ha experimentado un proceso de intensificación productiva, lo que ha contribuido a aumentar las inversiones y por ende los niveles de competitividad. Como es lógico, este nuevo escenario económico es demandante de una nueva logística, infraestructuras y servicios. Sin dudas, las condiciones aún no han sido instaladas en el departamento para difundir y maximizar los beneficios de este nuevo contexto económico, sobre todo en el centro y norte del departamento. Algunas políticas hubieran permitido ir en ese sentido: fortalecimiento de centros urbanos con servicios y equipamientos para la producción, impulso de actividades agro-industriales, mejora de infraestructuras, entre otras.

La inequidad demográfica no solo es una cuestión social, sino también un freno al crecimiento económico equilibrado. En efecto, las zonas de poblamiento tradicional, en este caso las adyacencias de Asunción, son las que más crecen, mientras que el resto del departamento, que también comienza a crecer y dinamizarse, no dispone de equipamientos ni servicios que favorezcan una mejor distribución demográfica, que permitiría además reequilibrar el dinamismo económico.

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