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Llegamos a la Bodega Pulenta, en Ugarteche, sobre la ruta que lleva al norte del Valle de Uco. Está a unos 35 min del centro de Mendoza capital, en una zona en la que cada día se ven más viñedos. Su vecino es un proyecto francés llamado “Vin des Andes”. La gente de Caminos del Vino, la empresa importadora del Paraguay, ya había hecho la reserva para nosotros y, además, habíamos contactado –a través de amistades– con Constanza, una joven estudiante de sommelier que nos estaba aguardando.
Llegamos y ya todo estaba preparado. Enseguida nos sirvieron un vino rosado que estaba exquisito, lo único malo es que esa botella ya descorchada era la penúltima que tenían y ni siquiera había posibilidad de comprar esa última botella en existencia. Ese vino rosado fue, simplemente, una experiencia que solo se podrá repetir si se vuelve a hacer de forma experimental. Ojalá decidan hacerlo en un futuro de forma comercial.
Un breve recorrido por la coqueta bodega, que es bastante pequeña la verdad, aunque no sé si llamarla boutique, pero da la sensación de estar en una bodega de ese estilo, muy ordenada en el proceso de elaboración del vino, desde la recepción de las uvas, el área de fermentación hasta el área de guarda del vino, tanto en concreto como en barrica de roble; todo francés.
Una particularidad de la bodega es el estrecho lazo de la familia Pulenta con el mundo motor, siendo ellos los distribuidores de la marca Porsche para toda la Argentina y, anteriormente, de la italiana Ferrari. Es tanto así que, recorriendo la bodega, uno puede encontrarse con los motores de estos automóviles expuestos en los corredores, algunos de ellos, inclusive, de la categoría máxima del automovilismo como lo es la F1. Esto es un plus que da cierta mística a la visita así como a su exclusivo vino Pulenta 911.
Llegamos al medio de la sala de barricas y allí, como en una pecera, se encontraba una mesa cuadrada llena de copas. Ya nos esperaban para degustar los vinos, así que haciendo honor a mi profesión de sommelier, estábamos el grupo y yo sentados esperando por los vinos Pulenta.
La degustación
Comenzamos con el Gran Pinot Noir n.º XV, cosecha 2014 del Valle de Uco, un vino de color rubí claro (característica de la cepa) que en boca fue todo un placer. Seguimos con el Gran Malbec n.º X, cosecha 2013, proveniente de las uvas del lugar en el que estábamos, donde la mineralidad se expresa muy bien debido al suelo aluvional y arcilloso, dándole consistencia larga a la bebida. De allí, el siguiente vino fue el Gran Cabernet Franc n.º XI, cosecha 2014, también del mismo lugar. Este vino fue, para muchos, de lejos, uno de los mejores de esa cata.
No pudimos dejar de degustar el vino que durante muchos años y hasta el día de hoy sigue siendo su ícono: el Gran Corte n.º VII del 2014 de la zona de Agrelo, con 36 % Malbec, 25 % Cabernet Sauvignon,
18 % Merlot, 12 % Petit Verdot y 9 % Tannat. Con viñedos de más de 25 años de edad, esta combinación clásica de uvas, al más puro estilo francés, daba un vino con mucha potencia y elegancia.
Cuando ya todos pensábamos que se había acabado, comenzaron a llegar las sorpresas: botellas inclusive sin etiquetas que acababan de ser premiadas en concursos importantes, como el caso del Pulenta Cabernet Sauvignon, realmente exquisito, como se dice. Fue como colocarle una cereza a la torta.
Disfrutamos mucho esta visita con excelentes vinos, lo pasamos muy bien y, sobre todo, lo repetiría. Apreciados lectores, ¡salud! a todos y hasta el próximo sábado.
Fotos: Fabiola Gayet.