Las historias de los túneles no siempre tuvieron final feliz

La intención de perpetrar millonarios robos a través de túneles es un recurso utilizado en el Paraguay desde finales de los años 90, pero solo dos veces los ladrones llegaron a concretar el “golpe”. Las veces que se trató de ingresar a un banco el fracaso fue rotundo. Millonarias sumas invertidas en las excavaciones solo tuvieron como resultado la rápida huida de los “topos”, pero en contrapartida lo que se puede anotar como dato negativo es que nunca fueron detenidos los delincuentes; los que caen son los que alquilan las casas o los que dan apoyos logísticos.

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La semana pasada una banda de asaltantes que planeaba ingresar a la bóveda del banco Continental, que está en pleno centro de Asunción, vio frustrado su objetivo, cuando sus integrantes fueron descubiertos y tuvieron que huir presurosamente dejando un tendal de evidencias a su paso. Esta vez los ladrones hicieron un túnel y usaron parte del desagüe pluvial, para llegar hasta la misma entidad bancaria, pero cuando abrieron el piso e iban a entrar fueron descubiertos por los guardias.

Pero la historia de excavaciones para llegar a la bóveda de un banco se remonta a diciembre de 1997, cuando miembros del entonces partido Patria Libre, Alcides Oviedo y Carmen Villalba, planearon hacer un túnel desde una casa hasta la bóveda de la sucursal del Banco Nacional de Fomento (BNF) de Choré.

El plan iba bien, la intención era llevarse unos G. 2.500 millones, que el banco iba a depositar en diciembre para pagar sueldos y aguinaldos a empleados, jubilados y otros funcionarios de la zona. La casa alquilada estaba frente a la comisaría para controlar los movimientos de los uniformados y el banco quedaba a unos cien metros del lugar.

Una mujer embarazada, Carmen Villalba (presa actualmente por el secuestro de María Edith de Debernardi), todos los días se sentaba frente a la casa y por largas horas lavaba ropas o simplemente descansaba. Sin embargo, en realidad lo que hacía era monitorear a los agentes, mientras los “topos” ganaban metros hasta llegar a la bóveda del banco.

Pero un error en los planos que le entregaron a la banda, hizo que el túnel penetrara en el pozo ciego del banco; eso retrasó los trabajos y se tuvo que desviar el trayecto de las excavaciones.

Un día un policía que se dirigía a la comisaría vio a dos hombres que estaban sacudiendo unas bolsas en un descampado. Los siguió y se percataron de que entraron a la casa donde estaba la mujer embarazada y que poco después volvieron a salir con más bolsas.

Era evidente que algo raro ocurría en el lugar, se allanó la casa y se encontró en una de las habitaciones un boquete que era la entrada del túnel. La banda de Choré fue detenida y se abortó el millonario plan de robo.

Robo de película

Los robos a museos de arte son los temas más consumidos en las películas, donde bandas de profesionales ladrones burlan sistemas de seguridad y se llevan obras de arte por valores millonarios, pero la realidad supera a la ficción y en julio de 2002, en el centro de Asunción, una mañana del día 30 de ese mes, la encargada del Museo de Bellas Artes se llevaría un tremendo susto al abrir el local y encontrar que faltaban cinco piezas de colección valuadas en poco más del millón de dólares.

“Topos” cavaron un túnel de poco más de 25 metros que se iniciaba en una casa que estaba frente al museo.

Este túnel se conectaba con el salón principal. De esa manera se llevaron cinco obras de arte adquiridas en Europa por Juan Silvano Godoi y posteriormente vendidas al Estado paraguayo, a inicios de los años 1900.

Este fue lo que llaman los ladrones el “golpe perfecto”. No hubo detenidos, se robaron lo que fueron a buscar y huyeron sin problemas.

Al parecer la “limpieza” de este trabajo de excavación alentó a otros “topos” a hacer lo mismo y el 3 de marzo de 2002, la Policía fue alertada del hallazgo de un túnel que conectaba un templo masón con el local de Galerías Guaraní, ubicado en Palma 931 casi Colón.

Los asaltantes eran cuatro personas que ingresaron el viernes en horas de la noche, para hacer el túnel, que llegó a medir poco más de siete metros, para salir justo en la bóveda de seguridad de Galerías Guaraní. El sábado una limpiadora fue hasta el templo para limpiarlo y fue capturada por los “topos” quienes la maniataron, mientras seguían con su labor.

Finalmente el domingo, llegaron hasta el sector donde estaban guardadas joyas y relojes. Tomaron un lote por un valor millonario y luego huyeron del sitio dejando a la empleada maniatada.

La Policía tras intervenir dijo que la excavación fue casi perfecta.

Pasaron cuatro años de este hecho y una vez más se trató de robar un banco a través de un túnel. Esta vez fue el banco ABN Amro, ubicado sobre la avenida San Martín casi Lillo.

El 22 de febrero guardias del banco escucharon ruidos provenientes desde el suelo de la sucursal y dieron aviso a la Policía.

Esa tarde el banco fue cerrado y se comenzó a investigar el caso y encontraron un túnel perfectamente hecho que llegaba hasta la sede bancaria. Su inició llevó hasta una casa ubicada detrás de la sucursal ubicada sobre la calle O’Higgins 725 casi Lillo, detrás del banco, que fue adquirida por el boliviano Alfonso Benítez y en su interior se hallaron sofisticados equipos de construcción y dos habitaciones llenas de arena.

Los “topos” huyeron del sitio al ser descubiertos y nunca más fueron detenidos. El caso fue muy publicitado pero nunca aclarado en forma.

Ciudad del Este

El 14 de julio de 2014, se jugaba la final de la Copa del Mundo, en Brasil. Ese día un grupo de asaltantes que por meses edificó un túnel que llegaba hasta la bóveda de la empresa Prosegur en Ciudad del Este iba a robarse un millonario botín.

Pero una vez más los ruidos extraños alertaron a los guardias quienes a su vez dieron aviso a la Policía y el plan del “golpe” maestro quedó frustrado. Los asaltantes eran miembros del grupo criminal del Brasil Primer Comando Capital (PCC) que vinieron especialmente para llevarse todo lo que había en la empresa de seguridad.

Una vez más, como en todos los casos anteriores, se encontró un gran trabajo de ingeniería que llevaba a los “topos” directo al botín, pero en esa puntada final una vez más fallaron.

Trataron de imitar robos

En la argentina, el 13 de enero de 2006 en la sucursal del Banco Río de Acasusso, San Isidro, cinco hombres perpetraron lo que se llamó el “robo del siglo”.

Ingresaron al banco como clientes, tomaron de rehenes a todos los que estaban en el lugar. Luego comenzaron a saquear las cajas de seguridad mientras hacían negociaciones con la policía, para supuestamente salir del lugar y huir. Pero un plan maestro se estaba gestando. “Topos” ya hicieron un túnel que los conectaba al banco, pero esa no era la entrada, sino la salida de los ladrones, quienes usaron ese orificio para escapar en lanchas a través del río. Cuando la Policía se dio cuenta del engaño, todos los asaltantes estaban lejos y con todo el botín. Años después se logró detener a algunos miembros de la gavilla.

Otro “golpe” perfecto fue el que dio una banda un fin de semana del 6 y 7 de agosto de 2005 al banco de Fortaleza, Brasil, donde también cavaron un túnel y se llevaron más de 80 millones de dólares. Los “topos” entraron a la bóveda y se llevaron todo lo que había; el lunes cuando abrió el banco se encontraron con la bóveda totalmente saqueada y sin pistas para seguir a los responsables: el caso fue de película.

Estos arriesgados pero efectivos robos tal vez fueron los que alentaron a los grupos criminales del Paraguay a tratar de hacer lo mismo acá, pero nunca pudo tener éxito.

En el último frustrado robo al banco Continental se dijo que miembros de grupos criminales del Brasil estuvieron involucrados. Pero ni así pudieron llegar al objetivo.

victor.franco@abc.com.py

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