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El octavo Rally de Santaní estuvo marcada por la lluvia antes y durante la competencia, lo que otorgó a la prueba un grado superior de complicaciones para sus protagonistas. Más de 60 tripulaciones figuraban el viernes en la lista de inscriptos para esta segunda carrera del Campeonato Nacional, pero solo 26 lograron culminarla en la víspera, lo que demuestra el alto grado de dificultad que se produjo con el agua y el barro.
Varios eran los favoritos a vencer esta carrera, iniciando por Alejandro Galanti (Toyota Corolla S2000), quien venía de ganar el Rally de la Ruta Jesuítica. Y fue Ale precisamente quien el sábado arrancaba marcando el ritmo de la carrera, pero una serie de situaciones se fueron dando para que Gustavo Saba culminara el sábado en el primer lugar de la general, escoltado por Didier Arias (Kia Rio) y Miki Zaldívar (Ford Fiesta S2000), con una diferencia importante en los tiempos.
Pero Saba, antes que regular, cuidar la máquina y la posición, salió ayer a seguir acelerando, para asegurarse en los tres tramos que se pudieron correr (uno fue suspendido) el triunfo soñado con un auto debutante y en una carrera más que complicada. El propio Saba reconoció que aún le falta por adaptarse al auto, pero con lo poco que lo “conocía”, logró conducirlo hasta lo más alto del podio. Atrás quedaría Didier Arias, quien aún fuera de “training” no pudo acercarse a los tiempos de punta, pero sí pudo mantener el segundo lugar, que estuvo en puja con Ale Galanti, quien finalmente quedó tercero.
En la tracción simple, el joven piloto Werner Friesen volvió a cumplir con una estupenda presentación al igual que en Misiones, donde quedó tercero en la F2, para adjudicarse su primera general con el Honda Civic navegado por Jorge Cárdenas. En la segunda posición en la F2 quedó Luis Maldonado (p), con otro Honda, y completó el podio entre los autos de tracción simple Agustín Barreto, con un Toyota Runx.
La lluvia complicó al rally, pero los protagonistas (dirigentes y competidores) se encargaron de llevarlo a buen puerto.