Carrera al límite

Enfocada desde hace varios años en el arte del grafiti, ámbito en el que se la conoce bajo el seudónimo de Priz Praz Pruz, estudió Arte en la University of Arts London, y Marketing y Publicidad en la Universidad Americana.

Durante una de las ocasiones en las que se encontraba pintando un mural en Brasil, la casualidad la llevó a descubrir el deporte que inicialmente adoptó como hobby, pero al que hoy en día dedica muchas horas de su tiempo. De regreso en el Paraguay, compró su primera tabla de longboard, a la que bautizó como “La cabrona”, y con la cual vivió momentos intensos y extremos en esos incipientes años de entrenamiento. Pero fue, según recuerda, con su segunda tabla, a la que apodó “La loquita”, que adquirió realmente el equilibrio y lo que implica esta actividad.

A cinco años de abrazar este pasatiempo, en agosto pasado se posicionó en el segundo puesto del Paraguarí Downhill, la competencia internacional de longboard.

¿Cómo se dio tu participación en este encuentro internacional de longboard?

El Paraguarí Downhill es un evento internacional que lleva algunos años de organización en el Paraguay. A la 3.a edición, que se realizó entre el 28 y 30 de agosto pasado en Mbatoví, Paraguarí, asistieron deportistas de diversos países de la región. Practico el deporte, pero, en realidad, simplemente fui a ayudar a la organización y logística; en mi cabeza no estaba ir a competir. Finalmente, participé y resulté ser la única mujer que representó al Paraguay y, además, me adjudiqué el segundo lugar en mi categoría.

¿Cómo arrancaste en este deporte?

La primera vez que subí a una tabla fue en 2010, en Foz de Yguazú, Brasil, donde pintaba un viaducto y tenía que transportar pintura de un extremo del puente al otro. Caminar con los baldes requería de mucho esfuerzo físico, y en el sitio habían una tablas, una de ellas era una mountainboard y la usé para transportar los potes. Llegué a Asunción y lo primero que hice fue comprarme una tabla y empezar a practicar. Lo hacía como un pasatiempo, hasta que los chicos contactaron conmigo y fuimos a Atyrá a entrenar. Así comencé.

¿Por qué el longboard?

Después de esa experiencia en Brasil intenté subir a una tabla de skate, pero no había forma, no tenía el equilibrio suficiente. Empecé hace cinco años y voy a seguir. Realmente, el longboard y el aerosol son mi cable a tierra. Si hay algo que tengo muy claro, y lo tengo desde el “vamos”, es que yo patino porque quiero. Para mí, esto es muy importante y el team sabe que no hay forma de que abandone.

¿El aquel momento había otras chicas que practicaban este deporte?

No. No había una sola mujer haciendo longboard en el Paraguay. Fui conociendo gente, y mucho de eso fue lo que me impulsó a avanzar. Desde aquella época vi pasar muchas camadas; muchos se quedan y lo toman en serio, otros lo hacen como hobby. Incluso, dejé de patinar por mucho tiempo; a veces tengo mis idas y vueltas. Existen muchas complicaciones cuando uno realiza un deporte extremo; necesitás de entrenamiento, pero también tenés la universidad, el trabajo, los padres o la pareja, quienes no están de acuerdo.

¿Cuántas mujeres se animan a esta práctica actualmente?

En este momento hay una chica que hace longboard; si bien no compite, lo practica. En su momento sí hubo más chicas, pero lo fueron dejando por diversas razones con el correr de los años.

¿Costó que los chicos te aceptaran dentro del equipo siendo mujer?

Una de las cosas que siempre me gustó de este deporte es la aceptación que recibí desde el primer momento. Es así porque muchos de ellos me ven como igual; además, porque se trata de una cuestión comercial: es trabajo para mí, así como para ellos. No me pasó lo mismo con el arte del grafiti, con el que sí recibí muchas críticas negativas por parte de los hombres. Practicando longboard siempre tuve mucho apoyo de los chicos, y puedo decir que fui a competir al Paraguarí Downhill porque ellos motivaron a que me animara.

¿Te quita mucho tiempo entrenar?

Este año tuve una crisis existencial; no estaba patinando más y, cuando no patino, no me siento bien emocionalmente. Necesito de una dosis de adrenalina, y empecé a sentir que ya no me llenaba el arte ni la organización de fiestas, como vengo haciendo. El longboard me mantiene sana, porque si me dan a elegir entre salir de fiesta o madrugar para ir a algún lugar a practicar, me inclino siempre hacia quedarme a dormir y despertarme temprano. Como cualquier otro deporte, tiene sus pros y contras.

Enamorada de lo extremo y la adrenalina, se destaca como la única mujer en el Paraguay que compite en esta modalidad y, a pocos años de debutar en este deporte extremo, ya se ha ganado un sitio en el podio de los mejores.

Bienal Internacional de Arte

Bajo la temática Grito de libertad – Sasö sapukái, y buscando ocupar diferentes espacios públicos de la capital paraguaya, se viene realizando la Primera Bienal Internacional de Arte de Asunción 2015. Para este evento –promovido por el Centro Cultural de la República El Cabildo y la Fundación Bienal de Asunción, con apoyo de la Secretaría Nacional de Cultura, y otras entidades públicas y privadas– arribaron al país reconocidas representantes grafiteras mujeres de la región y otras latitudes del mundo, como Cuba, Canadá, Estados Unidos y Brasil. El Paraguay fue representado por los artistas más destacados, entre ellos, Priscilha. La muestra se extenderá durante todo octubre.

Priscilha Benítez

Creativa gráfica, graduada en Arte por la University of the Arts London, y en Marketing y Publicidad por la Universidad Americana. Grafitera destacada con varios reconocimientos; además, es la única mujer en el Paraguay que compite en longboard.

nadia.cano@abc.com.py