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“Sin preocuparse en cómo hay que vivir, a vivir así, yo aquí aprendí. Hakuna matata”. Tres versos de la canción más famosa que nos recitaron Timón y Pumba, dos animales que todo el tiempo estaban relajados y disfrutaban de la vida. Las dos palabras que citaban la suricata y el jabalí provienen del suajili: “No te angusties, sé feliz”. No nos vendría mal aplicar la filosofía de estos personajes en nuestro día a día.
Existirán momentos en que todo te saldrá mal, como si alguien te hubiese hecho payé. Habrá instantes en que te sentirás bajoneado porque la directora del cole llamó a tus padres para hablar de las notas del último examen, o cuando la buena noticia que tanto anhelabas oír terminó siendo lo contrario. Se te viene a la cabeza la idea de romper materiales caros, tirar tu “ladrillo” al que denominás celular por el piso o perjudicar tu salud.
¿Sabés cómo podrías desestresarte? Cada persona tiene una manera diferente de relajarse, y si no sabés cuál es la tuya, tomate unos minutos del día a buscarla hasta encontrarla. Salí a hacer deporte, a desquitarte con el balón y en caso de que la actividad involucre contacto físico; mejor. Chocá contra tus oponentes las veces que quieras.
Acostate en el suelo y mirá el cielo, sentate a tomar tereré y conversar con tus amigos. Salí a jugar a la pelota con tu hermanito, primito o sobrinito. Charlá con tu papá o mamá, escuchá las anécdotas interminables de los abuelos, compartí con tu familiares. Realizá lo que te encanta hacer o el hobby que más te gusta.
No te angusties por los malos ratos, al fin y al cabo esos amargos instantes se diluirán para que aparezcan los momentos divertidos y alegres, así que a mal tiempo buena cara. “Hakuna matata” es la onda que nos enseñaron Timón y Pumba, cantala las veces que puedas y sonreí ante cualquier circunstancia.
Por Aristides Arámbulo (17 años)