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Despertás y lo primero que hacés es revisar tu WhatsApp, tuiteás "Buen día" y, claro, publicás un Snap con la foto de tu teté, para luego abrir el Facebook y ver qué pasa en el mundo mientras desayunás. ¿Sos de esos? Entonces, probablemente escuches a tus papás plaguearse todos los días, porque “ese tu celular te está por volver loco, no soltás luego ni por un segundo”.
Muchos adultos critican a la generación Z y aseguran que el uso de las redes sociales solo trae problemas para los adolescentes. ¿Acaso ellos no saben que gracias a esas aplicaciones tenemos el mundo en nuestras manos? Los que pertenecemos a esa era estamos seguros de que en internet hay un universo de aprendizaje, entretenimiento y socialización a unos clics de distancia.
Nos indignamos por cosas que suceden a miles de kilómetros y nos unimos en campañas para ayudar a gente necesitada. La mayoría de las manifestaciones organizadas se convocan hoy en día en las redes sociales; además, las tareas del colegio o facultad también se facilitan gracias a ellas.
Surgen grupos con distintos fines: salvar animales, limpiar las calles, muchas otras buenas causas o, a veces, simplemente conocer a personas que tengan los mismos gustos. Las redes sociales no siempre crean antisociales como muchos piensan, sino que sirven para estar en contacto con nuestros familiares y amigos, además de aprender nuevas costumbres y culturas.
Por Ana Jazmín Lezcano (19 años)