Te perdono pero no me vuelvas a hablar

Si no sufrís de Alzheimer o amnesia es realmente difícil olvidar una traición u ofensa, aunque tengas la mejor predisposición del mundo. De ahí que la famosa frasesita "te perdono, pero no me olvido" en lugar de ser un cliché cómico, consituye la realidad de muchas personas. Pero mantener archivadas las experiencias negativas no es saludable. Entonces, ¿cómo hacer para despojarnos eficazmente de los rencores y resentimientos?

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"Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió", recomendaba la Madre Teresa de Calcuta, porque cuando una persona perdona, no está ayudando a quien la ofendió, sino a sí misma, deshaciéndose de los sentimientos negativos y recuperando la tranquilidad interior. Por eso, si querés ser feliz por un momento; vengate, pero si querés ser feliz siempre; perdoná.

Ahora bien, la etapa más difícil del perdón es el recuerdo de la ofensa. El famoso poeta y periodista uruguayo Mario Benedetti ya lo decía: "En el fondo, el olvido es un gran simulacro". En realidad no se trata de hacer "desaparecer de la memoria" o "borrar lo sucedido", esto solo lo consiguirá una persona con amnesia o Alzheimer, se trata , más bien, de superar la ofensa y recordar sin rencor, ahí radica la diferencia, en acordarse de esos incidentes en calma.

Lo importante al perdonar es encontrar la manera de restablecer las relaciones y mejorarlas, poder saludar, sonreír y conversar con quien hasta hace poco no hablabas, ignorabas o, incluso, deseabas el mal. Otro factor muy importante es considerar que el perdón es un regalo y no una factura que más tarde se va a cobrar, es decir, deberíamos hacerlo sin pedir nada a cambio, de lo contrario sería una transacción o un chantaje.

"Te perdono pero no me vuelvas a hablar", es una frase que constantemente escuchamos y utilizábamos cuando eramos pequeños aunque, a la hora de la verdad, olvidábamos la ofensa y, al poco tiempo, ya nos poníamos a jugar con el amiguito en cuestión. Ahora actuamos diferente, decimos que perdonamos todo pero en realidad guardamos rencor y evitamos la compañía del que nos injurió. Ojalá aprendamos a superar los malos momentos para vivir felices y en paz.

Por Jorge de Jesús Flores (20 años)

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