Después de la trombosis

La nutrición puede ayudar a que los medicamentos cumplan su cometido, por ejemplo en las personas que tienen insuficiencia venosa y trombosis. Es muy interesante ver lo que sucede con el consumo de hojas verdes.

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Las verduras de hojas verdes como las espinacas, la acelga y la lechuga se caracterizan por su contenido de filoquinona, la fuente principal de vitamina K también llamada antihemorrágica. La trombosis es un coágulo sanguíneo que se forma en una vena grande en la parte inferior de la pierna y el muslo, en su forma más frecuente. Cuando el paciente sufre una trombosis y está medicado con anticoagulantes su alimentación se modificará con especial cuidado en las hojas verdes.

Carolina Sosky, nutricionista, informa que “una insuficiencia venosa sucede cuando las venas tienen problemas para retornar la sangre desde las piernas al corazón. Normalmente, las válvulas de las venas profundas de la pierna mantienen la sangre fluyendo de nuevo hacia el corazón. Cuando se presenta insuficiencia venosa crónica, las paredes de las venas están debilitadas o las válvulas están dañadas. Esto provoca que las venas permanezcan llenas de sangre, especialmente al estar de pie”.

Entre los factores de riesgo para la insuficiencia venosa cita la edad, los antecedentes familiares y genéticos, ser mujer (relacionado con los niveles de la hormona progesterona), obesidad, embarazo, permanecer sentado o de pie por mucho tiempo y la estatura alta.

Ante un episodio es muy probable que el especialista indique medicamentos que favorecen la disolución de los trombos o coágulos, llamados anticoagulantes.

“Los anticoagulantes son sustancias utilizadas para el tratamiento de la trombosis por su capacidad para dificultar el proceso de coagulación de la sangre. La vitamina K es conocida por ayudar a la adecuada coagulación de la sangre. La “K” proviene de su nombre en alemán “Koagulationsvitamin”, o vitamina de la coagulación”, explica.

“Los inhibidores de la vitamina K (warfarina, acenocumarol) son probablemente la terapia anticoagulante oral más extendida”. Lo novedoso es que desde la nutrición está estudiado que algunos alimentos fuente de vitamina K interfieren con el funcionamiento de los anticoagulantes. Carolina destaca estos: repollo, lechuga, espinacas, acelga, rúcula, berro, aceites vegetales, aguacate, té verde, hígado, brócoli, coles de Bruselas, pomelo, arándanos y alcohol”.

La mayoría corresponde a hojas verdes; estos aspectos ameritan la interconsulta con un nutricionista que recomienda limitar el consumo de estos alimentos. “En aquellas personas que los ingieren con mucha frecuencia) lo harán solo dos a tres veces por semana, en un máximo de ½ taza a una taza cada día.

mirtha@abc.com.py

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