Isquemia cerebral

Las presentaciones más frecuentes de isquemia o derrame suceden con la aparición brutal o rápida de debilidad, parálisis, parestesias (jehýi, sensación de edema u hormigueos), pérdida de la sensibilidad o incoordinación de la cara, del brazo o de la pierna de un lado del cuerpo.

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Disminución o pérdida de la visión de un ojo o de ambos ojos, o disminución parcial del campo visual, el paciente no ve hacia alguna dirección en particular, derecha o izquierda.

Así también se presentan pérdida brusca de la palabra, o dificultad para hablar o comprender lo que se dice (afasia), problemas para articular o pronunciar las palabras (disartría). Inestabilidad para caminar, trastornos de equilibrio, de conciencia, estupor o coma. Confusión o agitación, crisis de epilepsia, vértigo (sensación de giro), visión doble, pérdida unilateral de la audición, náuseas, vómitos, cefalea.

Accidentes vasculares cerebrales

Los accidentes vasculares cerebrales (AVC) son una de las mayores causas de invalidez y dependencia en la actualidad. Son siempre graves, por más que a veces parecen no dejar secuelas evidentes y necesitan un tratamiento especializado y rápido, idealmente preventivo.

A quien se pregunta cuándo empezar a pensar que podría llegar a tener un AVC, le diría que ¡ahora!, pues por más que no podamos evitar todos los AVC, la gran mayoría puede prevenirse actuando sobre los factores de riesgo, lo antes posible, antes de los 30 años de edad.

En la actualidad, se suelen ver cada vez más AVC en personas jóvenes, desde 25 años en adelante, que en general tienen factores de riesgo que no conocían o no trataban correctamente, como presión alta, sobrepeso u obesidad, sedentarismo, diabetes, síndrome metabólico, fuman o tienen problemas que causan una coagulación anormal. Por eso es importante hacerse un control de rutina. Son más frecuentes en personas mayores a la edad mencionada.

¿Qué debo hacer?

A los adultos sanos, con más razón si tienen antecedentes o ya tienen factores de riesgo, les recomendaría consultar con su médico de confianza, médico de familia o clínico general regularmente al menos cada un año, o según indicación del mismo, desde hoy, sin esperar a enfermarse. Este médico le hará un control de rutina, de la presión, y según antecedentes, pedirá análisis de sangre.

(*) Neurólogo del Hospital Geriátrico Buongermini y de la Clínica Periférica Boquerón.

n_evreinoff@hotmail.com

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