La condromalacia

La rodilla permite el movimiento de la pierna, el desplazamiento de la persona; sin embargo, cuando hay dolor en la parte frontal y el centro de la articulación, quizás padezca condromalacia. Consultamos acerca de esta afección con un especialista que refiere de qué se trata y cómo enfrentarla.

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La condromalacia es el desgaste del cartílago o tejido blando que protege la articulación de la rodilla. Se presenta en aquellas personas que practican fútbol, básquetbol, ciclismo o tenis.

El doctor Ricardo Gregor, traumatólogo, indica que “la condromalacia es un padecimiento doloroso y frecuente de la rodilla. Las posibles causas pueden deberse a repetidos traumas y movimientos sobre la rodilla que realizan un desgaste sobre el cartílago. Además si hay rigidez o debilidad de los músculos extensores o flexores de la rodilla, el pie plano, el sobrepeso y las personas que han sufrido dislocación, fractura u otra lesión en la rótula son otras causantes”.

Según el especialista, los más propensos a padecer este dolor son los niños, adolescentes con desarrollo rápido, deportistas y personas sedentarias que sobreesfuerzan la rodilla. Es importante resaltar que las mujeres son más propensas que los hombres.

Señala el doctor Gregor que “la persona podrá darse cuenta que padece condromalacia si tiene sensación de rozamiento, fricción, crujido, chasquido al extender la rodilla, al subir escaleras o al levantarse después de sentarse largo tiempo”.

¿Cómo tratar la enfermedad?

El tratamiento consistirá en “controlar el dolor con analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (ibuprofeno, naproxeno), aplicación directa de hielo, reposo físico dependiendo de la gravedad, inclusive hasta el abandono del deporte”.

Añade el profesional que también se podrá recurrir a “usar cinta o rodillera para realinear la rótula. El segundo paso consistirá en la rehabilitación, cambiar la forma de hacer los ejercicios, aprender y realizar ejercicios tanto para fortalecer como para estirar los cuádriceps”.

“Podrá recurrir también a usar plantillas especiales y dispositivos ortopédicos para las personas con pie plano. Además utilizar calzados deportivos adecuados y realizar natación. Como tercer paso se recurre a la cirugía artroscópica”, finaliza.

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