Pregorexia

El embarazo es una etapa de cambios en la mujer en todos los aspectos. Uno de los más notorios es el aumento de peso, lo que puede desesperar a quien piensa que esa situación es irreversible. El bebé requiere nutrientes vitales para crecer durante los nueve meses.

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La licenciada Carolina Sosky, nutricionista, dice que la gestante trata de evitar engordar porque puede desarrollar un desorden alimenticio conocido como pregorexia o anorexia del embarazo.

La profesional explica que este trastorno alimentario fomenta excesivamente la delgadez durante el embarazo. “Existen dos tipos de pregorexia; uno, en mujeres con anorexia previa al embarazo, que presentan antecedentes de este trastorno de muchos años y durante el periodo de gestación continúan padeciéndolo. El segundo lugar lo ocupan las mujeres sin antecedentes, que desarrollan la pregorexia durante la etapa por una obsesión por la figura. Esto implica una ingesta de alimentos por debajo de los niveles calóricos y nutricionales recomendados”, señala.

Según los datos que posee, recientes investigaciones señalan que 3 de cada 100 mujeres podrían presentar un trastorno de la conducta alimentaria factible de diagnosticar durante el embarazo. “Si se trata de un cuadro alimentario subclínico, las cifras alcanzarían aproximadamente hasta el 15%”, agrega.

Por este motivo se busca concienciar a las madres sobre los efectos de la pregorexia, los cuales son déficit de nutrientes vitales. “Por ejemplo, aminoácidos, proteínas, vitaminas y minerales como calcio y hierro. Estos dos últimos tal vez son los más notorios cuando se ingieren en forma escasa”, afirma.

Dice que el aporte insuficiente de hierro genera anemia, y el bajo aporte de calcio aumenta la velocidad de degradación ósea, con su consecuente osteoporosis.

Otros problemas que pueden acontecer son los “odontológicos, como caries y deterioro dentario, resequedad y envejecimiento en la piel, debilidad”.

Además, “las complicaciones también afectan al feto con anormalidades faciales congénitas, menores puntajes de Apgar de cinco minutos, bajo peso de nacimiento. Los recién nacidos de madres con trastornos alimentarios tienen un peso medio más bajo, tasas más altas de aborto, menor circunferencia craneana y microcefalia. Asimismo, se dan efectos del tubo neural, mayor mortalidad perinatal y menor crecimiento”, alerta.

Algunas señales de alerta a considerar son: reducción del consumo de alimentos, rechazo de su cuerpo, de su embarazo. Algunas mujeres tratan de bajar de peso con ejercicio excesivo.

Destaca que “en las futuras mamás que tenían un peso normal (índice de masa corporal 20 a 24), se estima que deberían subir en promedio 9 a 12 kilos”.

Plan de alimentación

Una embarazada debe consumir estos alimentos.

Lácteos: de preferencia, descremados: leche, yogur y queso fresco.

Cereales y derivados: pan, arroz, pastas integrales.

Frutas frescas: la máxima variedad posible, enteras o en jugos.

Verduras y hortalizas: ensaladas, por lo menos una vez al día; sopas o caldos y verduras cocidas.

Carne, pollo, pescados y huevos: elegir carnes magras y eliminar la grasa visible cuando la hay, así como la piel del pollo.

Grasas y aceites: incluir cantidades moderadas de aceite de oliva o semillas, limitar al mínimo manteca, margarina, mayonesa y embutidos.

Variedad y la cantidad: la clave está en incluir los grupos básicos de alimentos: cereales, frutas, verduras, carnes, huevos y lácteos.

Ni más ni menos: es importante controlar y no cometer ningún exceso ni déficit, ya que el balance entre todos los alimentos proporcionará el equilibrio justo en la dieta.

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