Una bacteria peligrosa

La infección en uno o en ambos riñones sucede cuando una bacteria se hace presente. Algunas cepas de la escherichia coli pueden ser las causantes y los síntomas principales que delatan su estadía son fiebre, dolor de espalda, náuseas y vómitos. Consulte con un especialista en nefrología.

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El doctor Silvio Franco, nefrólogo, indica que la escherichia coli es una bacteria con diversas variantes. Normalmente vive en el intestino del hombre y de los animales y no suele causar ningún tipo de problema, es más, es necesaria para el funcionamiento correcto del proceso digestivo. Sin embargo, algunas cepas por intercambio de material genético, han adquirido la capacidad de causar infecciones y provocar diarreas sangrantes.

“Esta bacteria es capaz de producir una potente toxina llamada verocitotoxina, sustancia que actúa como un veneno. Se desarrolla en el intestino y después, a través de la mucosa, pasa a la sangre y daña el epitelio de los vasos sanguíneos que van al riñón, provocando complicaciones muy graves como el síndrome urémico hemolítico. La consecuencia peor se produce cuando la insuficiencia renal se agudiza y requiere diálisis”, añade.

En tanto, la doctora Idalina Stanley, nefróloga, sostiene que la bacteria es causante del 75% al 80% de las infecciones urinarias, a consecuencia de la contaminación en la región urinaria, relacionada a una mala higiene posterior a la defecación y factores de baja defensa. Por las características anatómicas, las mujeres están más expuestas que los varones a desarrollar infecciones urinarias.

“La infección puede ser baja por colonización de la bacteria a nivel de la uretra y vejiga, cuyos síntomas son: dolor al orinar, orina frecuente, turbia y olor fétido, febrícula. En el caso de infección urinaria alta es cuando esta ha llegado al riñón en cuyo caso –además de los síntomas mencionados– hay fiebre, escalofríos, dolor de espalda, náuseas y vómitos; el cuadro se denomina pielonefritis. Es importante acudir al nefrólogo ante estos síntomas y realizar los estudios de sangre y orina a fin de confirmar la sospecha de infección”, añade.

Por su parte, el doctor Franco menciona que la infección se puede producir a través del consumo de alimentos y agua contaminada e incluso mediante la carne y la leche de animales rumiantes (reciben este nombre porque tragan el pasto lo más rápidamente posible y luego se resguardan de sus depredadores y empiezan a rumiar –masticar–), que no suelen enfermarse. Si el animal es portador de la cepa patógena puede contaminar todos los productos y el ambiente en el que vive, a través de la dispersión de las heces.

La higiene

“Recuerde que la higiene es la única defensa para prevenir las infecciones alimentarias. Así también evitar el consumo de leche no pasteurizada y de carne poco cocinada”, aconseja.

El doctor agrega que otra recomendación es que los niños se mantengan lejos de ambientes contaminados de heces de animales y que no se bañen en aguas dulces. En cuanto a verduras y frutas, tienen que ser lavadas con mucha atención.

Controlar los síntomas

El doctor Franco explica que la mayoría de los afectados se recuperan espontáneamente en un plazo aproximado de una semana a diez días. El tratamiento tiene por objeto controlar los síntomas de la infección, como la deshidratación y las alteraciones electrolíticas producidas por la diarrea, y los problemas renales si se presentan.

En tanto, la doctora Stanley comenta que debe consultar al médico y tomar las profilaxis (conjunto de medidas que se adquieren para proteger o preservarse de las enfermedades) para no desarrollar infecciones por E. Coli, debido al daño que puede ocasionar, especialmente sobre el riñón. Tanto en el caso de las infecciones urinarias que en caso de no ser tratadas adecuadamente o de presentación a repetición, en forma crónica, puede llevar a una pielonefritis crónica (enfermedad causada por una inflamación del tejido que rodea los filtros de los riñones) y a enfermedad renal crónica.

“Ambas enfermedades pueden requerir tratamiento sustitutivo renal con diálisis crónica y trasplante renal. De ahí la importancia de la consulta temprana al nefrólogo pediátrico en caso de ser niños y nefrólogo de adulto a partir de los 18 años de edad, ante los primeros síntomas”, resalta.

¿Por qué se la denomina la bacteria peligrosa? 

El doctor Franco refiere que un brote de esta bacteria ha desatado una alarma sanitaria en Alemania, y aunque normalmente este tipo de infección cursa con síntomas moderados, en este caso la infección ha causado varias muertes. Miles de personas sufren esta infección cada año en Europa.

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