Paraguay y sus “caminos reales”

La historia del Paraguay encierra muchos secretos, anécdotas y datos pocos conocidos por nuestra generación. Desde la capital, partían nueve “caminos reales”, utilizados desde la época colonial, de los cuales recordamos a siete.

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En libros de historia paraguaya se constata que las calles que hoy conocemos, anteriormente tenían otras orientaciones, llevaban a distintos lugares y tenían nombres diferentes.

“Los caminos del rey” se titula uno de los capítulos inmersos en el tomo dos del libro “Historias Minúsculas del Paraguay”, de Luis Verón. Lastimosamente ya no existen copias de esta obra maestra; sin embargo, gracias a la web, se mantienen vivas estas páginas.

El periodista e historiador relató que varias de las calles y avenidas existentes en la actualidad datan de los primeros años de la conquista española, desde que los colonizadores se instalaron en nuestras tierras, aproximadamente en el año 1524.

Los españoles, ante la necesidad de extender sus áreas de influencia, se vieron obligados a crear los denominados “caminos reales”, utilizando los caminos que ya eran utilizados por los nativos guaraníes.

Verón relató que el primer “camino real” fue el que unía Asunción con Tapuá, actual ciudad de Limpio. El mismo era utilizado en forma frecuente considerando que, en tiempos del gobernador Domingo Martínez de Irala, la mayoría de las chacras de los vecinos de Asunción estaban dispersas en esos lugares.

El camino nacía en la loma Cavará y se dirigía a Yvyraí, Tapetujá, Arecayá, cruzaba el arroyo Itay, Paso Ñandejára, hasta llegar a Tapuá, desde donde continuaba hasta Capilla Duarte, hoy Arroyos y Esteros.

La segunda vía creada luego de la colonización era la que unía a Asunción con Lambaré. Relató el historiador que se iniciaba en la actual Independencia Nacional, a la altura del Convento de la Merced, hoy Hotel Guaraní, y posteriormente pasaba por las calles Estados Unidos, Rodríguez de Francia, para empalmar Félix Bogado, hasta Lambaré.

Este camino era utilizado para llegar a las conocidas salinas, que hasta hoy existen, en el lugar llamado “Yukyty”.

Desde Asunción, hasta los alrededores de la ciudad de San Lorenzo, donde iban ubicándose a los caballos y vacas, fue marcado el tercer “camino real”, que también se desprendía del camino a Tapuá.

El tercer camino iba por la actual Pettirossi, Eusebio Ayala, pasando por Laguna Pytá, el arroyo Tembetary (hoy Mburicaó), la laguna “Capi’ipery” hasta San Lorenzo, donde se bifurcaba.

La primera bifurcación del tercer camino llevaba a la ciudad de Misiones y llegaba hasta Itapúa mientras que, la segunda, iba por Capiatá, Itauguá, Pirayú, Piribebuy, Villarrica, hasta los conocidos “yerbales del Noreste”.

Como “dos Bocas”, según el texto de Verón, era conocido el cuarto “camino real” a Ysaty, que hoy es conocida como la avenida Fernando de la Mora. La vía llevaba a Ñemby, Ypané, Villeta, cruzaba el río Tebicuary, pasaba por Pilar, Humaitá, culminando en “Paso de Patria”, sobre el Río Paraná.

La importancia de este camino fue testigo de acontecimientos bélicos durante la guerra contra la Triple Alianza en lugares como Ytororó, Avay, Cumbarity, Angostura y Curupayty, entre otros.

El quinto “camino real” era el de Ñu Guasu, otro desprendimiento de Tapuá, que iba desde la calle Juan de Salazar hasta la avenida General Santos, confluía con la avenida España, llegaba a Brasilia y se desviaba hacia Venezuela, hasta llegar a Santísimo Sacramento.

Desde el punto señalado, el camino se dirigía al Sur y, a la altura del conocido como “Ycuá López”, en España y Dr. Bestard, salía en España. Luego de cruzar la avenida San Martín, llegaba a “Nu Guasú”.

Verón recuerda que este “Camino Real” unía a Asunción con la “Villa de San Isidro de Curuguaty”, pasando por Luque, Areguá, Ypacaraí, Altos, Caacupé, Atyrá, Tobatí, Arroyos y Esteros, Barrero Guasú, Caraguatay, Unión y San Estanislao.

Los caminos sexto y séptimo eran para llegar a “Tacumbú”. El primero de ellos nacía en la plaza mayor, entre las calles Nuestra Señora de la Asunción y Chile, pasaba por el costado del “Convento de la Merced” y llegaba a destino, lugar de suma importancia por los cultivos agrícolas en la zona.

El séptimo nacía también en la plaza mayor, pasaba por las propiedades ubicadas en las cercanías del Hospital Militar, por la loma del “Mangrullo” (actual parque Carlos Antonio López), y llegaba hasta el desaparecido cerro “Tacumbú”.

Estos caminos reales, que anteriormente servían para el desplazamiento de los colonizadores, son hoy importantes avenidas de acceso y salida de la capital del país. Pese al agobiante tráfico vehicular, ya podemos saber desde cuándo existen los caminos, silenciosos símbolos del desarrollo de nuestro país.

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