“Argylle”: cargada de estrellas, carente de creatividad y originalidad

El director de la trilogía “Kingsman”, Matthew Vaughn, vuelve con otra comedia de acción sobre espías que no hace nada que la primera película de aquella serie no haya hecho mucho mejor.

Argylle película Bryce Dallas Howard
Bryce Dallas Howard en "Argylle".Universal Pictures

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Argylle marca la tercera vez consecutiva en que el director Matthew Vaughn intenta y falla en recapturar la magia que conjuró - y que parece haber agotado por completo – con la excelente comedia de acción sobre espías Kingsman.

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Luego una secuela mediocre y una precuela tan irrelevante de Kingsman que bien podría no haber existido, Vaughn prueba suerte con una nueva historia en la que Elly Conway (Bryce Dallas Howard), autora de una popular serie de novelas de espías, acaba envuelta en una trama real de espionaje cuando se convierte en blanco de una organización clandestina debido a que sus novelas se basan inexplicablemente en hechos reales que ella no debería poder conocer.

El repertorio de trucos de Vaughn, que se sentía tan fresco y novedoso al momento de salir la primera Kingsman, se revela tres películas después como extremadamente limitado a lo que funcionó en aquella película, pero sin muchos elementos nuevos e incluso restando ingredientes a la fórmula.

La acción con alto nivel de dinamismo y un filtro intencional de artificialidad en los efectos visuales para acentuar la comedia dentro de la violencia, la parodia de los clichés de la ficción sobre espías, el contraste semi-irónico entre la acción y la música; todos los elementos que funcionaban en Kingsman están aquí, solo que en una escala mucho mayor, pero con menos filo y elegancia. Como en Kingsman 2, más acaba siendo menos.

Parodiar las películas de James Bond y sus imitadores no es precisamente algo nuevo en el cine, y la premisa funcionaba en la primera Kingsman porque venía acompañada de cierta ambición temática para darle peso, una corriente de sentimiento anti aristocrático en sus manifestaciones clásicas y modernas en su trama sobre un mega millonario que decide que la única forma de salvar al planeta de la superpoblación es matar a todos los pobres. Había sustancia para acompañar la violencia estilizada con paraguas antibalas y piernas prostéticas con cuchillas.

Argylle, mientras tanto, se limita a jugar en un nivel de la piscina no mucho más profundo que el que ocupan películas como Austin Powers, pero al mismo tiempo intenta fingir que tiene un misterio intrigante sobre identidades secretas, conspiraciones internacionales y realidad versus ficción cuando, en realidad, lo único que funciona remotamente bien es la gran química entre Bryce Dallas Howard - quien se merece papeles protagónicos en películas grandes que sean mejores que esta o las Jurassic World - como Elly y Sam Rockwell como Aidan, el espía con quien se ve obligada a hacer equipo.

Incluso en lo que concierne a la acción, lo único que mantenía cierto nivel consistente de calidad en las tres películas de Kingsman, Argylle decae.

En la mayoría de las escenas de acción de la primera parte de la película, Elly ve constantemente al ficticio agente Argylle de sus novelas (Henry Cavill) en el lugar de Aidan, y Vaughan muestra las peleas en primera persona desde la perspectiva de Elly, transicionando entre Cavill y Rockwell cuando esta parpadea. Es una idea que en teoría suena interesante, pero en la ejecución esas transiciones acaban robándoles todo el impulso y la energía a esas secuencias.

Para cuando el interminable clímax de la película llega y Vaughn comienza a replicar directamente algunos de los momentos específicos más icónicos de la primera Kingsman, pero en forma de mala fotocopia, la cosa pasa de ser solo tediosa a volverse ligeramente triste de la forma particular en que solo el espectáculo de ver a un director otrora prometedor reducido a plagiarse a sí mismo puede ser.

Hay un momento cruelmente breve de calidad hacia el final, una secuencia de acción que involucra patinaje y una habitación llena de petróleo que de alguna forma logra condensar en tres minutos más imaginación, carisma, energía, romance, comedia y espectáculo que todo el resto de la película.

Si la película durara una hora menos, uno podría decir que casi valdría la pena ir a verla solo por esa secuencia y por el buen trabajo de Howard y Rockwell en los papeles protagónicos.

Pero en la forma en que llegó a cines, la de un espectáculo grotescamente hinchado de dos horas y media casi totalmente desprovistas de ingenio, en las que los destellos de calidad son tan efímeros, Argylle es injustificable.

Calificación: 2/5

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ARGYLLE

Dirigida por Matthew Vaughn

Escrita por Jason Fuchs

Producida por Matthew Vaughn, Jason Fuchs, Adam Bohling y David Reid

Edición por Col Gouldie, Tom Harrison-Read y Lee Smith

Dirección de fotografía por George Richmond

Banda sonora compuesta por Lorne Balfe

Elenco: Bryce Dallas Howard, Sam Rockwell, Henry Cavill, Bryan Cranston, Catherine O’Hara, Samuel L. Jackson, John Cena, Sofia Boutella, Dua Lipa, Ariana DeBose, Rob Delaney, Richard E. Grant

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