Marco Antonio Solís cantó con su público

Ante un estadio lleno, el popular cantautor mexicano dio un colorido show de más de dos horas con sus más grandes éxitos.

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Cinco años pasaron desde la última vez que miles de personas en Paraguay se reunieron para ver actuar en vivo al emblemático cantante mexicano Marco Antonio Solís, exlíder de la legendaria agrupación Los Bukis y una de las figuras más representativas de la música romántica en toda Latinoamérica.

Sin embargo, ya desde semanas antes de hoy se hacía evidente que el nuevo show del mexicano tendría un marco de público espectacular. Y efectivamente el Estadio “Manuel Ferreira” del Club Olimpia se colmó de seguidores del ex Bukis. Un cielo totalmente despejado, una temperatura ni muy cálida ni muy fresca, y un estadio lleno; el marco no podía ser mejor.

El grupo local KNC fue el encargado de preparar al público con un variado repertorio de canciones religiosas, baladas románticas, música brasileña y canciones clásicas paraguayas como “La galopera”; los locales fueron muy bien recibidos por un público que no cabía en sí de la emoción y que coreó prácticamente cada una de sus canciones.

Finalmente, a las 21:35 las luces del imponente escenario se apagaron, señalando al público el inminente inicio del show. La música comenzó a sonar, una explosión de sonido acompañada del estruendo del público mientras una luz púrpura cubría el escenario, y momentos más tarde Marco Antonio Solís salió a escena, vestido con una chaqueta azul.

Sin mediar palabras, el show comenzó con Solís interpretando “Dios bendiga nuestro amor”, seguida de “El peor de mis fracasos”, una canción en principio mucho menos potente que la anterior, más íntima y emocional, en la que era más evidente el buen estado de la voz del artista. Luego de la canción, finalmente, tras una reverencia, se dirigió a sus fans.

“¡Buenas noches, Asunción!”, exclamó para el delirio de la multitud. “Esta noche es especial (…) Estar aquí es un regalo de Dios”.

El show continuó con “Tu hombre perfecto”, que el cantante siguió con “una canción en defensa de los caballeros, pero para los oídos y los corazones de las damas”, el tema “Antes de que te vayas”. Luego de dedicatorias a la platea femenina, anunció una canción para “sus consentidas” y procedió a interpretar la alegra y fresca “Morenita”, acompañado en el escenario por cuatro bailarinas vestidas de rojo.

A continuación interpretó un tema más reciente, “Hay de amores a amores”, seguido de la mucho más popular y más fuertemente acompañada por el público “Y ahora te vas”, uno de los clásicos de Los Bukis que desató de nuevo el delirio entre las miles de almas presentes en el estadio.

Con “Si te pudiera mentir” bajó un poco la intensidad de la música, aunque el estruendo del público no hacía sino aumentar cada vez más, en especial cuando el artista subió al escenario a un niño para que lo ayude con la canción.

El ambiente de fiesta se reestableció en el recinto deportivo convertido en escenario musical cuando Solís pasó a interpretar la movida “Tú me vuelves loco”, de nuevo acompañado por sus cuatro bailarinas, que en esta ocasión vestían atuendos mucho más reveladores. El baile era unánime en el campo, las graderías, la platea y las preferencias.

Sonriente, regocijándose en el clamor de su público, Solís interpretó luego la sentimental “Cuando te acuerdes de mí”, seguida de un cómico monólogo en el que el cantautor relataba la historia de una canción que compuso a “una noviecita que yo tenía”, que era demasiado celosa y “se dio el lujo de decirle adiós a este mexicanazo”, arrancando risas de su audiencia. Era solo el preámbulo para “El milagrito”.

“Estoy abrazando esta noche como algo muy especial, muchas gracias por tanto cariño”, dijo el cantante, mostrándose siempre muy cálido con su público. No cantaba para ellos tanto como cantaba con ellos. El estadio volvió a estallar a continuación con otro de los grandes clásicos del cantante: “O me voy o te vas”.

Violines anunciaron luego “Sigue sin mí”, cantada con menos fuerza aunque no con menos intensidad; le siguieron la muy celebrada y coreada “Tu cárcel” y una alegre y colorida interpretación de “Viva el amor”.

Tras un breve monólogo sobre las virtudes del amor, las luces tiñeron el estadio con los colores de la bandera mexicana, mientras retumbaba en el recinto la ranchera “La venia bendita”, seguida de la balada “Ya te olvidé”, que en su mayor parte fue cantada por las tres coristas que acompañan al cantante en su gira.

El ritmo se volvió de nuevo lento y melancólico con “Mi amor eterno”, y volvió a hacer un giro de 180º a una tonada bailable y cálida con “Más que tu amigo”, y de nuevo volvió a una balada romántica empujada por teclados y violines con una de las canciones más esperadas de la noche: “Dónde estará mi primavera”.

Sólo quedaba un gran éxito que tachar de la lista y, efectivamente, el mexicano decidió guardarse lo más emotivo para el final, y él y su público cerraron el espectáculo por todo lo alto con “No hay nada más difícil”; cada palabra fue cantada o gritada por miles de voces a la vez. El cantante volvió a hacer una reverencia, esperando a que el estruendo del público cesara; esperó casi un minuto entero.

“Espero verdaderamente que la vida nos preste una oportunidad para volver a Paraguay”, expresó el cantante, despidiéndose finalmente diciendo que “detrás de esta cabellera despeinada y de esta barba hay un corazón que los ama”.

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