Jorge Mendelzon y su vida con una enfermedad crónica: “El dolor me enseñó a ser feliz”

Muchas veces una simple consulta médica resulta en un diagnóstico inesperado y devastador. El empresario Jorge Mendelzon ha sobrellevado enormes dolores por décadas y dejó plasmada su lucha contra la enfermedad en un libro testimonial que pretende ayudar emocionalmente a personas que padecen alguna afección.

La sabiduría
El empresario Jorge Mendelzon lanzará su libro La sabiduría del dolor, un extracto esperanzador basado en su experiencia corporal, emocional y espiritual bajo el yugo de la enfermedad.

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Escribir un libro personal puede llegar a ser una necesidad imperiosa para canalizar el dolor, las alegrías, las esperanzas, los temores y todo lo que se ha vivido por circunstancias que toca enfrentar.

Eso ocurrió con el empresario Jorge Mendelzon Libster (56), quien lanzará este martes 20 de junio a las 19 horas, en el Centro de Convenciones Mariscal López, su libro La sabiduría del dolor, con prólogo de su médico de cabecera. el Dr. Juan Daniel Damus. El libro fue editado por Tu Libro, con portada del arquitecto César Aquino y presentación del abogado y profesor Enrique Bedaña

“Este libro es producto de vivir y sobrellevar una larga enfermedad que comenzó en 1996, Con el tiempo descubrí y acepté que no sé si tendrá un final”, inicia el autor.

La sabiduría del dolor se podrá adquirir a partir del 16 de junio, en librerías Books, Servilibro y El lector a 100.000 G. Lo recaudado por las ventas del día del lanzamiento será destinado a la Fundación Providencia, para pacientes con cáncer.

Un diagnóstico que anticipó un padecimiento por décadas

La vida de Jorge era como la de cualquier joven de 29 años (ya casado y con una hija) que tuvo la suerte de poder educarse y tener un buen pasar, era inquieto y trataba de combinar trabajo y sana diversión. Un día, jugando pádel, sufrió una caída.

Al consultar, los médicos descubrieron un tumor benigno en la rodilla, correctamente una sinovitis villonodular pigmentada (SVNP).

“Yo pensé que solo era una lesión deportiva y que pronto se iba a resolver. Me llevó demasiado tiempo entender que no era así. Para mí fue un cambio radical de mi estilo de vida, unos dolores muy difíciles de manejar, la rodilla siempre inflamada, caminar es un esfuerzo feroz, con cambios de estado de ánimo y muchas veces solo ganas de querer permanecer acostado”.

Esta enfermedad es benigna pero muy agresiva, afecta en un 80% a la rodilla, no es hereditaria. Jorge confiesa que no sabía nada sobre ella, hoy sí, y apunta: “Al que le toca, la padece día a día, porque te va a acompañar hasta el final”

-A veces las enfermedades se curan milagrosamente…

Esta enfermedad es crónica, tengo una prótesis, la cuarta que me han insertado, vivo con muchas dificultades y limitaciones. No espero milagros desde el punto de vista físico, pero sí creo en el milagro que me permite vivir, ser feliz, tener una hermosa familia y ver el futuro con optimismo.

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-¿Cómo es el dolor de la SVNP?

Las molestias en la rodilla pueden ser un infierno, si me preguntás del 1 al 10, te digo 11, a mí mismo me aterroriza. Para no recurrir periódicamente a opioides y calmantes muy fuertes, la solución natural es bajar el ritmo de actividades, aplicar mucho hielo, tomarme la vida con calma, pero sin pausa, porque la vida hay que vivirla, disfrutarla cada día más.

Tuve 24 cirugías en la misma rodilla, más me vale tomarme las cosas con mucha prudencia y sabiduría.

-A los hombres les cuesta más abrirse y contar lo que les pasa, ¿cómo se dio esta reserva en usted?

Pasé por etapas muy diversas. Momentos de mucha oscuridad y otros de optimismo. Definitivamente, es imposible afrontar una enfermedad larga y desgastante sin fe, sin el amor de la familia. En algún momento quise esconder mis tremendos dolores, pero conviviendo se hacía muy difícil.

Tuve la dicha del apoyo incondicional de mi esposa, mis hijos, y de mis padres, mi hermana, mi hermosa familia política, todos ellos que principalmente nos dieron soporte para cuidar a nuestros hijos durante largas ausencias.

-En sus días más difíciles renegó, preguntó: “¿Por qué a mí?”

Mil veces. Puse en duda la existencia de Dios, pedía explicaciones, ¡¿por qué me pasa esto, cuándo se termina?!

Un día estaba en un hospital oncológico, me había operado recientemente, utilicé ese ascensor enorme donde suben a los enfermos con sus camillas, iba con la pierna estirada y con mucho desánimo por toda mi situación.

En el mismo ascensor subió un hombre que se veía muy bien, mejor que yo. Y la pregunta en un hospital de enfermedades graves siempre es ¿y vos por qué estás acá? Le comenté sobre mi rodilla, mis operaciones, mis dolores insoportables.

El señor me escuchó, cuando finalicé, me dijo: “Por todo lo que me cuenta, usted se va a recuperar y va a seguir con su vida. Usted debería estar feliz. Yo tengo 6 meses de vida, tengo ‘fecha de vencimiento’, vengo para paliar ese tiempo de espera”. Ese encuentro me movió la estantería, para mí fue muy impactante y aleccionador.

-Dentro de sus profundas reflexiones, quizás se preguntó qué hubiera sido de usted sin acceso a la salud, sin recursos.

Sin medios y sin una familia cariñosa que me exigía perseverar, resistir, de seguro ya estaría con la pierna amputada y zambullido en la oscuridad. No lo hubiera logrado jamás solo.

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A 25 años de aquella caída

Jorge fue sometido a más de 20 cirugías muy invasivas, se cortaba cartílago, se cortaban huesos arriba y abajo, eran operaciones de 8 a 9 horas para colocar prótesis oncológicas grandes. “Me quedaba debilitado, demacrado, anímicamente destrozado, esas intervenciones me hacían perder la capacidad física, no podía caminar, no podía respirar bien, tenía dificultad para todo movimiento, ni para moverme solo en la cama tenía fuerza”

-Sin embargo, vaya con su energía al contarlo ahora.

Tengo que reconocer que la rodilla me sigue doliendo, pero con la diferencia de que traigo todo lo aprendido en este largo camino. Aprendí que la felicidad está en nosotros y solo debemos estar dispuestos a encontrarla.

Todos los días al levantarme, me siento feliz y agradecido, dispuesto a vivir un día más disfrutando la salida del sol, las estrellas que nacen al anochecer, todas esas cosas más pequeñas, aquellas que nos perdemos por considerar insignificantes frente a nuestra búsqueda de grandes logros, los que, al final, solo nos hacen desenfocarnos de la alegría de vivir, esa alegría que sana todo mal desde el interior.

Una carta que se transformó en un libro

Después de publicar en las redes una carta, en la que Jorge contaba su experiencia y tuvo miles de likes, su gente más allegada le sugirió escribir un libro contando su odisea de salud.

“Sé que no soy escritor, pero quiero dejar unas gotitas de esperanza para quienes lo necesiten”, Buscó asesoramiento sobre cómo escribir un libro, se puso en campaña y en 6 meses acabó su texto. Cuenta que, cuando trabajaba, borró muy poco, pero pensó mucho en cómo transmitir todo lo que sucedió y cómo lo fue viviendo.

“Fue muy removedor, lloré durante todo el proceso, conté toda la verdad, tengo aún fresco en la memoria lo que pasé estos 25 años; sobre todo la última parte donde sufrí operaciones que pusieron en riesgo mi vida y donde los dolores fueron tan intensos que pedía a gritos que alguien me ayudara, caí en honda depresión, desesperanza, una oscuridad que aún me asusta recordar.

Escribir mi historia me enriqueció de manera extraordinaria, hoy siento empatía con las personas que pasan lo mismo. Por otro lado, lo que corresponde al dolor físico y emocional, es una etapa de mi vida que quiero ir dejando atrás”.

-Para muchos escritores sacar un libro es “dar a luz”, ¿qué significó para usted?

Yo siento felicidad por la labor cumplida, me siento lleno de vida, de energía y ganas de proyectarme. Lo mío es un granito de arena, pero pretendo que mis páginas sean una inspiración para mucha gente que está mal. Un gran amigo me dijo una vez: “Cuánto más oscura la noche, más cerca está el amanecer”, me repetí esa frase en los momentos más críticos.

-¿Y cuál es hoy su propia frase?

La que ya decía mi abuelo y aprendió mi papá, y a la que yo de joven no prestaba atención porque no entendía: “En la vida, las cosas hay que tomarlas como vienen y no como nosotros hubiéramos deseado que fueran”. Yo sé que eso se llama sabiduría.

-¿Sabios nos hacen los años o el sufrimiento?

Pienso que ambas cosas, pero siento que nos debe pasar algo tremendamente duro para darle el verdadero valor a la vida y para comprender la felicidad.

Esta enfermedad fue un giro radical en mi forma de ver las cosas y en la manera de encarar mi vida. Hay que aprender a ser feliz uno mismo y también con los logros de los demás, de esa manera se multiplica la felicidad. Este fue el aprendizaje más lindo que me dejó esta pesadilla.

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Un resumen del aprendizaje

- “Lo escuché de un rabino en conferencia: ‘El dolor es inevitable en el ser humano, el sufrimiento es opcional’ Nosotros, con nuestra actitud, tenemos que tomar el control sobre ese dolor y que no nos cambie para mal nuestras vidas”

- “Hay que saber disfrutar la felicidad de los demás, eso multiplica la felicidad”

- “Aunque cueste, cuanto más adoloridos nos sentimos, visualizar en nuestra mente aquellos momentos placenteros que vivimos solos, con la familia, con los amigos, no importa que sean pequeños, si fueron momentos felices serán un bálsamo para nuestro dolor”

- “Saber agradecer los periodos buenos. En el 2019 tuve 6 operaciones de la rodilla y, luego, dos años sin ninguna intervención; no lo podía creer, estaba tan contento que quise agradecer a Dios y también a mi familia que anduvo tanto por mí. Escribí la carta que publiqué en redes y que se hizo viral; ahí comprendí la necesidad de la gente que está pasando mal, de ver que alguien que vivió lo mismo pueda sentirse mejor y salir adelante”

- “Escribir un libro fue un tiempo gratificante durante meses, pero además ahora me doy cuenta de que constituyó un proceso de sanación. Así como se dan vuelta las páginas para terminar una historia, yo quiero ir dejando atrás tanto sufrimiento”

- “Cuando nos pasan cosas grandes, complejas, serias de salud o de otra índole, es el momento en que podemos darle más sentido a nuestra vida

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