Los sirios de una ciudad asediada por el régimen pasan hambre

BEIRUT. En la ciudad de Madaya, asediada por el régimen sirio pese a la tregua concluida hace más de tres meses, los habitantes “ya ni se acuerdan de cómo sabe el pan” y necesitan ayuda desesperadamente.

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“No queda nada que comer. Llevo dos días a agua”, declara por teléfono a la AFP Momina, una mujer de 32 años. Sólo queremos que nos digan si la ayuda va a llegar o no, porque aquí no hay nada”.

Alrededor de 40.000 personas, esencialmente civiles, están bloqueadas en esta localidad cercana a la frontera libanesa. Buena parte de ellas son desplazados del bastión rebelde de Zabadani, también sitiado por las fuerzas progubernamentales. Con la firma en septiembre de un acuerdo para permitir la entrada de ayuda y la evacuación de los civiles y heridos se creía que las condiciones iban a mejorar.

El pacto incluía a Zabadini y dos pueblos del noroeste de Siria cercados por los insurgentes. Pero Madaya sólo recibió ayuda una vez en tres meses. Y la situación es terrible, cuentan los habitantes, los activistas y las agencias humanitarias. “La vida se ha vuelto trágica. Como llegan muy pocas cosas, los alimentos son muy caros”, afirma Mohamad, otro habitante. “Una bolsa de leche puede costar 100 dólares, un kilo de arroz 150 dólares”, dice. Por eso “se nos ha olvidado el sabor del pan”.

Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), al menos 10 personas murieron por la falta de medicamentos y de comida. Otras trece por la explosión de minas colocadas por las fuerzas del régimen o por francotiradores cuando intentaban salir de la ciudad en busca de comida, precisa esta ONG. El OSDH afirma que las fuerzas progubernamentales siguieron colocando minas y alambradas alrededor de Madaya tras el acuerdo concluido en septiembre.

“Muchos habitantes comen hierba para sobrevivir o deben pagar cantidades elevadas en los retenes gubernamentales para obtener comida”, explica Rami Abdel Rahman, director del OSDH. “Un habitante incluso puso en venta su coche por el precio de 10 kilos de arroz. No logró venderlo y un familiar suyo murió por la penuria de comida”. Según el OSDH, alrededor de 1.200 habitantes sufren de enfermedades crónicas y más de 300 niños de desnutrición u otros problemas de salud.

En Madaya “falta de todo”, resume Pawel Krzysiek, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que entró en la localidad en octubre. “La gente lleva mucho tiempo sin alimentos básicos, sin medicamentos básicos, sin electricidad ni agua (...) Vi el hambre en sus ojos. Nos suplicaban leche para bebé” cuando llegó el convoy de ayuda, añade. “Decían que las madres ya no producen leche (...) No hay manera de alimentar a los recién nacidos y a los bebés”.

Un mes después de la entrada en vigor del alto el fuego de seis meses entre las partes en conflicto, la Cruz Roja y la Media Luna siria ayudaron a transportar alimentos y medicamentos a Madaya y a Zabadani (sudoeste), así como a Fua y Kafraya, dos pueblos chiitas de la provincia de Idleb (noroeste), todavía bajo control del ejército.

En virtud de este acuerdo, alrededor de 450 combatientes y civiles fueron evacuados en diciembre de Zabadani, Fua y Kafraya. Las fuerzas gubernamentales disponen de medios aéreos para suministrar ayuda a Fua y Kafraya, pero los rebeldes no pueden hacer lo propio en Madaya.

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