Vi-llano

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Según el diccionario Larousse, el término “VILLANO”, o VI-LLANO, separado arbitrariamente en dos, significa “ruin, indigno”, que por su extensión filológica la primera palabra significa “despreciable, de bajas y viles acciones. “Se aplica a los animales que tienen malas mañas”. La segunda, vale decir “indigno” implica maldad, perversidad”.

Yo agregaría que villano es aquella persona que deshonra al grupo a que pertenece debido a su falta de decoro, ética y moral.

Aquel individuo que por sus exagerados apetitos personales no titubea en pisotear principios y reglas constitucionales.

Aquel que carece de sensibilidad humana ante el crimen cobarde de una vida joven cometido por la horda gubernista.

Aquel que no tiene escrúpulos para unirse a gente manchada por el vicio que destruye las instituciones democráticas y de la misma dignidad humana.

Aquel que no se inmuta cuando se lo tilda de “sinvergüenza”.

Aquel que valido por su poder político y económico no le importa degradar las buenas costumbres, con tal de llegar a sus oscuros objetivos.

Aquel que no se ruboriza por los adjetivos degradantes, como “traidor” que la sociedad lo espeta.

Aquel que irrumpe a todo sitio para defender sus objetivos personales sin importarle lo que implica defensa de los fundamentos familiares, religión, credo.

Aquel que no duda para involucrarse en negocios sórdidos con personas de baja catadura moral.

Aquel que no tiene vergüenza en trocar su origen político de color rojo al azul.

Aquel que no piensa sobre su origen mortal y no entiende que los bienes materiales no los llevarán en el frío sarcófago.

Finalmente me dirijo a los villanos paraguayos para decirles que tarde o temprano la sociedad le aplicará la merecedora sanción que reciben los indignos que se involucran en el vicio de la avaricia y la sed incontenible de lucro ganado por medio de métodos torcidos.

Por Alberto Granada

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