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El primer caso confirmado de covid-19 en Paraguay se dio a conocer el 7 de marzo de 2020 por el entonces ministro de Salud Pública y Bienestar Social, Julio Mazzoleni. Comenzaba así un camino de incertidumbre y miedo ante la expansión de una nueva enfermedad sobre la que poco se sabía aún, más allá de que era muy contagiosa y letal.
Se trataba de un paciente de 32 años, paraguayo, proveniente de Ecuador, que consultó por un cuadro febril y problemas de garganta. Ante la alerta que había emitido la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la expansión del SARS-CoV-2, le realizaron un test que dio positivo, por lo que lo mantuvieron en cuarentena domiciliaria bajo monitoreo de la Dirección General de Vigilancia de la Salud.
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El primer caso confirmado se dio a través de la cuenta de Twitter (ahora X) de Mazzoleni, una práctica que se volvería habitual por los próximos dos años. “Insto a la ciudadanía a mantener la calma, los protocolos ya ensayados y aprobados por la OPS/OMS están siendo aplicados”, escribió.
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Fue el inicio de una especie de tradición. Durante meses, el “mazzotuit” que reportaba la cantidad de contagiados -y luego de víctimas fatales- era lo más esperado del día. La gente lo esperaba para ir a dormir.
Segundo caso de covid-19, primer fallecido y cuarentena total
Para las 17:00 de ese mismo sábado, el Ministerio de Salud convocó a una conferencia de prensa en la que brindó más detalles del caso. Tres días después, el 10 de marzo, se confirmó el segundo caso de covid-19 en Paraguay y el Gobierno comenzó con las medidas restrictivas.
El 20 de marzo de 2020 se reportó el primer fallecimiento en el país a causa del covid-19: el doctor Hugo Diez Pérez, uno de los profesionales de la salud que perdieron la vida por este virus cuando aún no existían vacunas.
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Fueron suspendidas las clases en escuelas, colegios e institutos de todo tipo, así como todas las actividades que implicaran aglomeraciones, primero por 15 días. Docentes y alumnos tuvieron que adaptarse a la modalidad a distancia, muchas veces sin los recursos necesarios. Pero la expansión del virus no se frenaba y muchas de esas medidas se extendieron por más de un año.
La libre circulación quedó restringida, a excepción de casos de necesidad o urgencia, así como la de trabajadores exceptuados como los de servicios básicos y de salud. Se cerraron las fronteras y se suspendió el transporte interno en el país.
Consecuencias de la cuarentena total por covid-19
Hubo muchos arrestos e imputaciones de personas que no acataron la cuarentena o no justificaban su circulación, según establecía la medida declarada por el Gobierno.
Durante la cuarentena total fueron 10 los fallecidos y poco más de 400 casos positivos hasta principios de mayo; sin embargo, las consecuencias económicas fueron catastróficas.
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Solo en abril de 2020, la caída de la economía llegó a -12,2%. El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Paraguay reportó más de 100.000 empleados formales suspendidos, cifra récord. El desempleo alcanzó números históricos, con más de medio millón de personas desempleadas y miles de empresas en quiebra.
La sociedad aprendió a vivir en modalidad “virtual” de trabajo, estudio y reuniones sociales.
Y cuando pudimos volver a salir a las calles, de manera limitada, hubo que tomar medidas especiales: además de usar tapabocas -lo que luego se convertiría en un requerimiento legal- algunos se ponían visores y calzaban guantes de látex. En todos los locales de atención al público se requería el lavado de manos antes de ingresar y se colocaron alfombras sanitizadoras para limpiarse los pies (algo que luego se descubriría que no tiene efecto en la lucha contra la enfermedad).
Olas de covid-19 en Paraguay
El 1 de julio de 2020, casi cuatro meses luego del primer caso, la cantidad de casos confirmados en el país ascendió a 2.260 y a 19 los fallecidos. Para el 1 de septiembre de 2020, los casos confirmados ya ascendían a 18.338 y a 348 los fallecidos.
El 18 de febrero de 2021 se abría una ventana a la esperanza. Llegaban las primeras dosis de vacunas anticovid-19 al Paraguay. Eran 4.000 de la vacuna Sputnik V, en principio, destinadas a personal de blanco.
Aún no se sabía cuándo llegarían las vacunas para toda la población y quienes podían costeárselo incluso viajaban a los Estados Unidos para aplicarse la vacuna Jansen.
En marzo de 2021, los internados llegaron a ser más de mil. Los casos registrados a la semana eran más de 15.000 para abril de 2021 y por día se registraban 100 muertos. En junio de 2021 se superaron los 4.000 hospitalizados, más de 600 en terapia intensiva. En julio comenzaba a registrarse un descenso de casos y muertes.
Luego llegarían las demás vacunas: Pfizer, Astrazeneca y Moderna, la mayoría donadas. En principio se establecieron prioridades para aplicarlas. Las vacunas se administraban por grupos etarios, a personas vulnerables, según número de terminación de la cédula de identidad.
La ciencia permitía que la vida comenzara a retornar a la normalidad, como se conocía antes de la pandemia.
Fin de la pandemia del covid-19 y las medidas
El 23 de febrero de 2022 se levantaron todas las restricciones ante la pandemia de covid-19 en Paraguay. Solo se exigía el uso de tapabocas y el certificado de vacunación en ciertos casos. Hasta esa fecha se reportaron, desde el inicio de la pandemia, más de 800.000 casos confirmados y cerca de 20.000 muertes. El número de personas vacunadas llegaba a 4 millones (65% de la población).
El 5 de mayo del año pasado la OMS levantó la emergencia internacional por la pandemia del covid-19, declarada el 30 de enero de 2020.
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Actualmente, según el informe de la Dirección de Vigilancia de la Salud del 28 de febrero, se registraron 7.663 casos de covid-19 en Paraguay en el 2024, de los cuales 628 fueron hospitalizados y fallecieron 60. Además, se registra un descenso en los casos registrados en comparación con la primera semana del año. En total, en estos cuatro años, desde el primer caso, se registran al día de hoy 833.180 casos confirmados y 20.155 fallecidos por covid-19.
Desde el Ministerio de Salud insisten con las recomendaciones para evitar los contagios. Como aprendimos hace cuatro años, se trata de: la buena higiene de manos y respiratoria (cubrirse la boca y la nariz al toser y estornudar) y evitar el contacto estrecho con cualquier persona que presente signos de afección respiratoria, como tos o estornudos.
Las personas con síntomas respiratorios deben usar mascarillas de manera adecuada y se recomienda completar el esquema de la vacunación contra el covid-19, con refuerzo para las personas vulnerables.
Cuatro años después, de nuevo en año bisiesto, y gracias a la ciencia, el covid sigue existiendo y han aparecido nuevas variantes, pero sus efectos ya no tienen el alcance de cuando no había vacunas.