Vamos a votar

Desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde el destino está en manos de los que vamos a ir a votar. Literalmente, nosotros tenemos hoy la sartén por el mango.

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En las dos últimas elecciones generales una mayoría de nosotros creyó que los causantes de los problemas que padecemos podrían solucionarlos y estos diez años que pasaron confirman que cuando los que causan los problemas viven de esos problemas, no tienen motivación alguna para eliminarlos.

En el mejor de los casos prometen disimular los problemas que causan, pero necesitan seguir causándolos porque de ellos viven, con ellos se hacen ricos y poderosos y lo más que pueden es disimularlos. Pero el disimulo no es solución. Y, en realidad, es una forma de mentira.

La verdad es que los que causan los problemas son, ellos mismos, el principal problema. Sería bueno dejar de intentar que los malos hagan cosas buenas, porque los últimos diez años prueban que es un intento vano.

El hecho de que nos hayamos acostumbrado a convivir con los problemas no hace que dejen de serlo y sí hace que nuestra calidad de vida no sea la que razonablemente podríamos tener sin esos problemas.

Creo que todos sufrimos, de una forma u otra, estos problemas, pero no está demás enunciar los más groseros: Nuestro sistema de salud pública es una falta de respeto diaria a la gente que necesita usarlo y una fuente de corrupción que beneficia a los que medran con los fármacos a costa del pueblo al que obligan a pagarlos dos veces, una con impuestos y otra en las farmacias privadas; nuestro sistema de educación garantiza a los que mandan la desigualdad entre los paraguayos pues lo mantienen en niveles de precariedad haitiana, y les garantiza poder seguir regalando cargos públicos como prebenda; nuestro sistema de justicia fue convertido en el garante de los ladrones, usureros, contrabandistas y narcos que encuentran en él su amparo y reparo; nuestro sistema de seguridad está perforado por coimeros y vividores que prefieren transar y negociar con motochorros y chespis para aumentar sus ingresos, con el ejemplo de los aceitados por el contrabando de cigarrillos a los que quieren emular; nuestro sistema de defensa fue debilitado adrede para entregar nuestro espacio aéreo y nuestras vías fluviales al narcotráfico; nuestro sistema vial se usa para construir, pero no para mantener con calidad nuestra red de transporte; nuestro sistema financiero público hasta llegó a lavar dinero y vive alentando más y más endeudamiento para enriquecer a sus comisionistas y puedo seguir, pero me parece suficiente como síntesis.

Los causantes de todo esto no pueden ser, y no son, la solución a nada de esto. Deben ser reemplazados por otra gente, pues hay algo muy seguro: Si en los últimos diez años no quisieron cambiar nada, no hay razón para creer que querrán cambiarlo en los próximos cinco.

evp@abc.com.py

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