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Silvio Ovelar y Raúl Latorre, ambos del movimiento Honor Colorado, se quedaron con la presidencia tanto de Cámara Alta como de la Cámara Baja, respectivamente.
Hasta el último momento antes que se vote por Ovelar o el liberal Eduardo Nakayama, la senadora abdista Blanca Ovelar resaltaba la importancia de ese equilibrio. Contrapeso que hoy está roto. Los poderes Ejecutivo y Legislativo ya son dirigidos por ellos. La Corte Suprema de Justicia también con César Diesel a quien lo incluyen entre los ministros que responden al nuevo oficialismo de la Asociación Nacional Republicana (ANR).
Sin ningún pudor el Vice Presidente de la República electo, Pedro Alliana confesaba cómo iban a distribuir los cargos, tanto para el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) como para el Consejo de la Magistratura (CM). Ese tire y afloje con ofrecimientos quedaron al desnudo en un sincericidio del futuro número dos del Ejecutivo.
Si hasta unos días antes, “Beto” Ovelar fue más cauteloso y ni quería decir las bases del acuerdo, supuestamente por ser prudente y no quedar en evidencia que quizás lo único que les importa es repartir cargos o quedar bien con los correligionarios, sin priorizar con énfasis el interés general de la ciudadanía.
Lo cierto y concreto es que el equipo de Mario Abdo intentó hasta el día de las elecciones en el Senado lograr ese equilibrio colocando a Blanca Ovelar como presidenta del Legislativo. Esa intención se vio rebasada ante la “fuga” de todos los llamados independientes colorados. Finalmente el mandato imperativo en estas votaciones sí se cumplió tácitamente por más que la Constitución ampare al parlamentario a votar a conciencia.
Como Luis Pettengill y Óscar “Cachito” Salomón se quedaron solos, nos les quedó otra opción que seguir la línea cartista pro “Beto” Ovelar. El equilibrio ahora prácticamente no existe.