Sentimientos encontrados

Durante la semana pasada, se dieron lugar dos hechos que nos trasmiten sentimientos que, si bien son diferentes, están muy ligados entre sí por las causas que los originaron. Por un lado, tuvimos un feriado nacional en conmemoración a la victoria de Boquerón en la guerra contra Bolivia, y por el otro, un militar de la Armada Paraguaya fue herido y maltratado en un confuso incidente con la Prefectura Naval Argentina.

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La victoria de Boquerón, que tuvo lugar después de 20 días de lucha encarnizada en la batalla que más víctimas se cobró de la Guerra del Chaco, fue también el bautismo de fuego del ejército paraguayo. El Mayor Arturo Bray, considerado el principal artífice de estas jornadas históricas, estuvo al mando de las mejores unidades para lograr esta victoria decisiva, que requirió del sacrificio de miles de hombres. El 29 de septiembre de 1.932 cayó Boquerón, y sería ésta la primera de sucesivas acciones que terminarían por hacer retroceder al invasor, desistiendo de sus intenciones iniciales sobre el Chaco Boreal.

La contracara de la moneda: Una embarcación que pertenecería a la Armada Paraguaya fue interceptada en medio del río Paraná por otra de la Prefectura Argentina, y en el incidente resultó herido de cierta consideración un sub-oficial paraguayo, e inmediatamente detenido junto a otros dos civiles. Según una de tantas versiones, el militar paraguayo habría auxiliado a unos pescadores cuya embarcación sufrió una avería.

En declaraciones del ministro de Defensa de nuestro país, manifestó que la embarcación paraguaya carecía de cualquier nomenclatura –es decir no estaba identificada- por estar realizando “trabajos de inteligencia”. Sobre estos últimos, no aclaró en coordinación con quién ni a qué efectos, y la suspicacia sobre esto radica justamente en que, realizando tareas tan específicas y delicadas, haya abandonado las mismas al recibir el pedido de auxilio de unos pescadores, a los que llevaba a remolque hacia la orilla paraguaya.

Como en tantas ocasiones, habiendo autoridades e intereses en juego, tenemos demasiadas versiones, pero ninguna oficial creíble y medianamente razonable. De esta forma, la opinión pública se ve obligada a sacar conclusiones por sí misma. Y haciendo esto en primer lugar observamos el video filmado por los argentinos y ampliamente divulgado por las redes. En él, se observa la forma en que los marinos de ese país a bordo de una nave mucho más moderna y potente, prácticamente embisten a las naves paraguayas, una lancha a motor a cargo del sub-oficial de la marina remolcando a una más pequeña de los pescadores… esta última cargada con varios bidones cuyo contenido no fue aclarado aún.

Desde luego que nos molesta y disgusta la agresión al personal militar paraguayo, pero detengámonos a pensar por un momento ¿qué hay detrás de todo? Por allí, pudimos escuchar decir a alguien “esto es una humillación al Paraguay y a nuestra Armada” … ¿Será realmente tanto así? El militar paraguayo escuchó en forma reiterada la orden de apagar el motor, haciendo caso omiso. Y si para los civiles la señal de ALTO es importante, dondequiera que la veamos, un personal militar sabe perfectamente las implicancias de esa orden dada en forma directa en una acción de este tipo. Se arriesgó, quizás no queriendo involucrar a un superior jerárquico, y terminó sufriendo la peor parte.

Basta con seguir en el mapa y ubicar las pequeñas –y algunas no tanto- localidades paraguayas sobre los ríos Paraguay y Paraná, y buscar del otro lado las argentinas. No nos ofende que miles de compatriotas pasen a parir a sus hijos al lado argentino por los excelentes centros asistenciales y hospitales, tampoco nos ofende enviar a nuestros niños a sus escuelas, donde reciben mejor educación y alimentos. Y entre estas mismas comunidades, desde hace décadas, se realiza un tráfico comercial que abarca desde frutas y verduras, productos de almacén, pasando por prendas de vestir y combustibles, que servirán del lado paraguayo para la canasta familiar o surtir pequeños comercios. Y todo este movimiento de mercaderías se realiza bajo la mirada atenta, complaciente e interesada de las autoridades militares de ambos márgenes.

La Armada Paraguaya fue decisiva durante la contienda chaqueña, transportando desde Asunción y localidades ribereñas tropas, pertrechos, material sanitario y equipos hasta el sitio de desembarco en el Chaco desde donde, en tren primero y camiones después, eran transportados hasta el teatro de operaciones. Pero de aquellos tiempos gloriosos solo quedan historias para contar y seguramente algunas anécdotas entre las pocas docenas de excombatientes que siguen con vida.

Debemos cuidar las relaciones con una nación a la que estamos unidos por la historia, en la que viven más de un millón de paraguayos con sus descendientes. Desde todos los ámbitos se deben preservar el respeto y diálogo tendientes a resolver por las vías pacíficas, lícitas y respetuosas las diferencias existentes, evitando incidentes que creen ronchas y disgustos innecesarios. Y más que disgustarnos por las acciones tomadas por los militares del vecino país, hagamos una mirada a lo interno y juzguemos con honestidad el accionar de nuestras autoridades, tanto en este incidente como en tantos otros.

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