Terminó el recreo

Con el reciente inicio del periodo parlamentario en el Congreso Nacional, emerge una oportunidad crucial para reflexionar sobre el rumbo de nuestra política. Este periodo representa más que un mero procedimiento legislativo; es un espejo que refleja la transformación de nuestra sociedad y la esencia de la gobernanza.

Cargando...

Histórica y constitucionalmente, las sesiones del Congreso han sido vistas como un mecanismo para la creación y reforma de leyes que atiendan las necesidades de la población. No obstante, este ideal se vio ensombrecido por una percepción de desvío hacia los intereses de grupos de poder. Hoy, más que nunca, la ciudadanía espera que sus representantes retomen el camino del bien común, poniendo por delante las necesidades colectivas sobre intereses particulares.

Hace tiempo (y en otras geografías), la política era considerada una vocación de servicio, ejercida por individuos a los que se les denominaba “honorables” por su integridad y compromiso con el bienestar social. Sin embargo, esta visión romántica parece desvanecerse en el presente, donde a menudo observamos políticos cuyo enfoque parece ser la acumulación de poder y capital político, más que el servicio a la sociedad.

Este cambio no es meramente simbólico, ya que tiene repercusiones concretas en la estabilidad social y política. La creciente desconfianza de la población en sus líderes y el sistema político puede abrir la puerta a una anarquía, donde la ley y el orden pueden verse comprometidos por la apatía y la frustración.

Frente a este panorama, se vuelve imperioso un llamado a la acción. El Congreso Nacional debe retomar su rol como emblema de la democracia. Es el momento de que nuestros representantes demuestren con acciones concretas que la política sigue siendo un medio para el bien común y no un fin en sí mismo para satisfacer ambiciones personales.

La reanudación de las sesiones en el Congreso no es solo un evento político. Se terminó el recreo. Los parlamentarios, como representantes de la gente, deberán mostrar que realmente quieren servir y ganarse el derecho del respeto de la sociedad. No puede haber excusas, ni intereses políticos ni grupales. Debe primar el interés de la ciudadanía. Aunque quede un poco utópico decir, solo así podrían ganarse la calificación de honorables congresistas, para levantar la que predomina hoy, la de vergonzosos congresistas.

smoreno@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...