Infiltración digital en la política

El desencanto de muchos paraguayos con las únicas dos opciones para la presidencia de la República tal vez responda al hecho de que el mundo y, por tanto, la política están en un profundo proceso de mutación debido a las tecnologías digitales.

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Las redes sociales, sin proponérselo, están desplazando a los partidos políticos tradicionales. La siempre mentada opinión pública ha dejado de ser una especie de monopolio de los grandes medios de comunicación, particularmente los periódicos impresos, para repartirse en miles de voces que se dejan escuchar desde todas partes.

El presidente de la nación más poderosa del mundo se comunica con sus compatriotas y con el resto del planeta a través de breves mensajes en Twitter desde su celular. Nuestros jóvenes menores de 20 años no escuchan radio AM, no leen diarios en papel, no ven noticieros en televisión y se enteran de lo que pasa en la sociedad a través de sus móviles, sus tablets o sus PC.

Estas tecnologías enviaron al tacho de basuras a los políticos tradicionales con sus discursos y sus plataformas proselitistas. La mayoría absoluta de la juventud paraguaya no tiene la menor idea de qué proponen Marito y Efraín para gobernar el país los próximos cinco años.

Por un lado, esta falta de interés en la política y, por el otro, esta presencia masiva y agobiante de las redes sociales en la vida de las personas en los tiempos actuales, conducen a realidades sorprendentes como la elección del mequetrefe Donald Trump en los EE.UU. y las situaciones de caos y falta de rumbo cierto en gran parte de las naciones latinoamericanas, incluyendo a Paraguay.

Ahora puede afirmarse con fundamentos que la opinión pública se ha “democratizado” en el sentido de que hay miles de fuentes que todos los días informan, comentan, se burlan, distorsionan y debaten las cosas que suceden en el país. Los ciudadanos se ven abrumados por esta cantidad de material en difusión e, inevitablemente, deben optar por algunos personajes o sitios web que les merezcan cierta confianza.

Las “voces múltiples”, que encomiaba como ideal Sean MacBride en los '80, hoy son una realidad, pero, a diferencia de lo que pensaba el estudioso irlandés, esto no asegura una mayor equidad y libertad de expresión para toda la humanidad.

Por ahora, lo que tenemos es una superpoblación de medios de comunicación digitales y una sorprendente proliferación de movimientos y miniliderazgos políticos con intereses diversos y contrapuestos.

La invasión digital está cambiando la política, pero aún desconocemos si eso es conveniente o contraproducente para nuestra convivencia ciudadana.

ilde@abc.com.py

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