29 de abril de 2024
Dos ingenieros, dos licenciados en Administración de Empresas, un diseñador y un DJ, todos con menos de 30 años, crearon lo imposible: un vino azul, y eso que —confiesan— ni siquiera les gusta el vino y no tienen ni idea de enología. “Hace dos años nos sentamos y buscamos un sector tradicional en el que hiciese falta una vuelta de tuerca. Tomamos el vino porque es la bebida que representa la sangre de Cristo y lleva muchos siglos sin cambiar. Y puestos a blasfemar, convertirlo en azul era lo más divertido que podíamos hacer”, cuentan.