Spectre, el primer Rolls-Royce eléctrico

La electromovilidad pone sus miras en el próximo nicho. Mientras los coches de batería asequibles para las masas siguen siendo escasos, el fabricante británico Rolls-Royce se ha propuesto calmar la conciencia ecológica de la alta sociedad con un Spectre totalmente eléctrico.

La electromovilidad pone sus miras en el próximo nicho.
El Spectre eléctrico de Rolls Royce adopta un perfil más verde que si tuviera instalado un motor V12.Mark Fagelson

Cargando...

Como modelo de ultralujo a batería, el feudal coupé, cuyo nombre podría traducirse como “fantasma”, pretende que el tradicional motor V12 pase a ser cosa del pasado a partir del último trimestre de este año.

Sin embargo, la élite consumidora de lujo tendrá que estar dispuesta a desembolsar una cantidad considerable de dinero, ya que el precio del nuevo modelo parte de los 390.000 euros.

Y la experiencia ha demostrado que Rolls-Royce añade rápidamente otro 20 o 30 por ciento por extras y equipamientos opcionales, como el cielo estrellado de LED artesanal en el techo.

Si hasta ahora los británicos habían confiado en la potencia y, sobre todo, en la suavidad de un motor de doce cilindros y 6,75 litros de cilindrada, ahora han equipado el coupé de 5,50 metros de longitud con un motor eléctrico por eje y una batería de 102 kWh entre ambos.

Spectre, una mezcla de potencia y suavidad

Así, con 430 kW/584 CV y 900 Nm, el Spectre está casi a la altura del doce cilindros, pero circula sin emisiones locales.

Y ahí es donde radica la única diferencia con los modelos convencionales. Porque independientemente de si la energía procede de la gasolina o de la batería, el Spectre es una mezcla casi mágica de potencia y suavidad.

Ninguna otra berlina de lujo puede igualarla.

Solo la aún inalcanzable tecnología del teletransporte podría ser quizá más relajante que el paseo en un Spectre. Y no hay que dejarse engañar por la soberana calma, tanto en sentido literal como figurado.

Con una aceleración de 4,5 segundos, el Spectre también podría pasar por un deportivo, y 250 km/h tampoco son despreciables para un coche eléctrico.

Spectre con datos de satélite y cámaras

Lo que contribuye a este aspecto sublime, aparte de los motores eléctricos, es sin duda el tamaño y el peso.

Es verdad que el chasis adaptativo, que utiliza datos por satélite y cámaras para garantizar una conducción previsora, así como la estabilización antivuelco y la dirección del eje trasero tienen que esforzarse bastante con el colosal vehículo. Pero, así y todo, hacen bien su trabajo.

Tan bien, de hecho, que el vehículo garantiza una marcha suave incluso en las curvas cerradas, haciendo que todos los ocupantes se sientan en un palacio tan inconmovible como el castillo de Windsor, salvo que afuera el paisaje pasa volando en vetas de colores.

Rolls-Royce utiliza para su Spectre la misma tecnología eléctrica que la empresa matriz BMW monta en el i7, motivo por el cual los británicos tienen una autonomía más que presentable de 500 kilómetros y pueden recargar la batería en la estación de carga de corriente continua con hasta 195 kW.

Para ciertos conductores

No obstante, lo que es uno de los criterios decisivos para la mayoría de los conductores a la hora de elegir un vehículo, poco debería preocupar al común de los superricos.

Para distancias más largas, estos cuentan con su jet privado, y repostar o recargar la batería no es algo que esté en la agenda de esta privilegiada clientela.

Estos cuentan con personal que se encarga de hacerlo por ellos, o bien enchufan el Spectre en casa por la noche y ni siquiera se arriesgan a un encuentro con la gente corriente.

El Spectre puede marcar el comienzo de una nueva era para Rolls-Royce. Al fin y al cabo, todos los modelos futuros se suministrarán exclusivamente con propulsión eléctrica.

Adiós a la gasolina

Los británicos quieren cerrar definitivamente el grifo de la gasolina para el V12 como muy tarde en 2030. Sin embargo, no por apostar por las nuevas tecnologías tiran por la borda los viejos valores.

Por ese motivo, no solo se mantienen peculiaridades como las puertas con bisagras traseras, sino también el tradicional lujo. Si bien con una silueta más aerodinámica, la pequeña escultura “Espíritu del Éxtasis” o, más popularmente, simplemente “Emily”, que adorna el capó de todos los automóviles de la marca, también está presente en esta edición eléctrica.

En lugar de ahorrar con cada gramo, Rolls-Royce sigue cultivando la opulencia tal como lo hacía la realeza en sus mejores tiempos: pintura bicolor, franjas decorativas pintadas a mano en la chapa, mullidas alfombrillas, maderas nobles con incrustaciones ornamentales, embellecedores de metal macizo. Por no hablar del cuero en donde se busque: los británicos no hacen concesiones con sucedáneos veganos, como tampoco con consolas de plástico reciclado.

El mejor coche eléctrico

Los gráficos modernizados de los instrumentos digitales, con el centelleante polvo de estrellas en el salpicadero, quizás resulten demasiado exagerados para muchos.

Quien conduce un Rolls-Royce siempre se ha movido en un mundo propio. Pero con el Spectre eléctrico, la empresa británica transporta a sus clientes a esferas completamente nuevas.

Por difícil que sea esta concesión para los superricos aficionados al motor, el doce cilindros nunca ha sido tan prescindible como en este coche.

Es una pena que el precio alcance nuevas cotas. El que quizá sea el mejor coche eléctrico del mundo sigue siendo, por lo tanto, un placer decididamente elitista.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...