Cientos de personas acudieron en sus vehículos este martes al estacionamiento del estadio de fútbol Mané Garrincha, uno de los cinco puntos designados y en donde se destinaron 5.000 pruebas rápidas para el primer día de operaciones.
El procedimiento, que dura apenas minutos, se realiza sin que las personas bajen del carro. Basta un pinchazo en un dedo para colectar una muestra de sangre y determinar si hubo o hay contagio. Aquellos con síntomas debieron someterse también a medición de temperatura.
“Llegamos a tener más de 70% de aislamiento social, conseguimos aplanar nuestra curva de crecimiento del virus y ahora viene esa otra etapa que es muy importante, que es exámenes masivos”, dijo el gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha.
Brasilia registró hasta el lunes 872 casos y 24 óbitos por el nuevo coronavirus, con una tasa de letalidad de 2,8%, inferior al promedio nacional que es de 6,3%.
En total, Brasil superó los 40.000 casos y las 2.500 muertes, y el Ministerio de Salud prevé que el país alcance la fase más difícil de contagio en mayo.
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro expresa constantemente su descontento con las medidas de distanciamiento social, e incluso destituyó la semana pasada a su ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta por divergencias sobre este punto.
Su nuevo ministro, el oncólogo Nelson Teich, afirma que ampliarán las pruebas de diagnóstico para evaluar una eventual salida de la cuarentena en Brasil.