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Con un retraso de unos 40 minutos respecto a la hora pactada para el inicio (pues el público iba llegando lentamente), el poeta Julio Jara Cabral dio apertura al espectáculo con una poesía y palabras alusivas al tema “Dedicatoria”.
Y fue con esa nueva música en ritmo de polca que Aldo Franco y una banda conformada por siete músicos salieron a escena, ofreciendo desde el inicio un sonido prolijo y una energía contagiante.
“Cazando acordes”, una pegadiza balada siguió en el repertorio, destacando la cristalina voz de Aldo que se fundía con unos bellos arreglos de saxo.
Tras los aplausos de un público conformado por aproximadamente cincuenta personas, Franco expresó que la noche era especial por el lanzamiento de un tema que hizo tras mucho tiempo sin escribir.
Siguieron con “Dibujarte con mi voz”, una dulce polca canción, y “Maestra de tertulias” en clave de reggae, donde Aldo animó a cantar a la gente. Luego vino “La canción que nunca te escribí” y “Verso en el río”, donde la armónica se hizo presente en manos del músico. Este último tema, contó el artista, nació como respuesta a la gente que le preguntaba por qué la música paraguaya no se escuchaba en el mundo.
Con “Mitã’i rova ky’a” cantó una experiencia, pues en su profesión de médico vivió de cerca la realidad de niños del campo. Aquí resaltó un arreglo de guitarra, que confirió más emoción al tema de la canción.
De la emotividad, Franco dio un giro al ritmo invitando a bailar a todos con “Barquito de papel”, recordando su infancia en Pedro Juan Caballero. Tras hacer el bis de “Dedicatoria”, sumando dos instrumentos de viento más, cerró el concierto con “Serenata rap”.
En todo momento se notó la alegría de Aldo Franco por compartir sus canciones y se vio el esfuerzo en cuidar cada detalle para ofrecer un buen show. Él comandó a la banda con mucha onda, contagiando a los músicos quienes se mostraron en su misma sintonía. victoria.martinez@abc.com.py