Advierten que alrededor de 1.700.000 personas pueden volver a la pobreza

Casi un cuarto de la población del país que ascendió de la pobreza a la clase media todavía está en condiciones muy vulnerables, y esa debilidad aumenta ante la falta de servicios públicos adecuados y la alta informalidad, advirtió ayer el exministro de Hacienda César Barreto en la presentación del informe Equidad en Paraguay del Banco Mundial, en el hotel Granados Park.

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Barreto destacó los planes del Gobierno en la lucha contra la pobreza de los últimos periodos, en las que se lograron resultados históricos. Manifestó empero su preocupación por la situación del 25% de la población (1.700.000 paraguayos) que se encuentra en la franja de la clase media vulnerable, compuesta por familias que recientemente salieron de la pobreza. Estas reflexiones las hizo ayer en el marco de la presentación de un informe elaborado por el Banco Mundial, que aborda las problemáticas de la volatilidad y la desigualdad en nuestro país.

Según el economista, las políticas públicas en lo que respecta a la calidad de los servicios no acompañan a la población que emergió de la pobreza. Además, la informalidad laboral es un factor de amenaza constante para estos ciudadanos.

A modo de ejemplo mencionó el auge de las construcciones que vive nuestro país, cuyo principal motivador es el sector privado con sus inversiones, que ayudó a muchos ciudadanos a mejorar sus ingresos y su calidad de vida.

Añadió que en una situación adversa, esas personas que se beneficiaron con la bonanza del sector corren el enorme riego de recaer en la pobreza. Los empleos informales y los micronegocios son la constante en el área urbana, que absorben a la mayor parte de la población.

No obstante, dijo que también hay un sostenido desarrollo del comercio y servicios, sectores con mucha fuerza y que son los más intensivos en la generación de puestos de trabajos.

Otras amenazas

En lo que respecta al área rural, la falta de mecanización de los cultivos, la baja de precios de las materias primas a nivel internacional, así como el bajo nivel de preparación de la mano de obra también amenazan a gran parte de la población rural, según el informe de Equidad que presentó ayer el Banco Mundial.

El interrogante fundamental que se plantea el estudio del Banco Mundial es si el modelo de crecimiento y la reducción de la desigualdad son coherentes con las dinámicas sociales, según una definición integral de equidad, que comprende la eliminación de la pobreza absoluta, mejoras en la igualdad de oportunidades y el fortalecimiento de programas para mujeres. Según el reporte, durante esta década, nuestro crecimiento económico fue alto, pero volátil.

Desafíos

Para reducir las desigualdades estructurales, el organismos internacional sugiere la promoción de mercados que funcionen correctamente y sean accesibles, que sean capaces de proporcionar a todos los segmentos de la población empleos de alta productividad y bien remunerados; mejoras en la gestión del riesgo en los niveles macro y micro, para proteger a los hogares y no recaigan en la pobreza.

Además, asegurar una política fiscal equitativa, eficiente y sostenible; mejoras en la equidad y transparencia entre las instituciones en la provisión de bienes públicos de alta calidad, sin excluir a ningún segmento de la población y ampliación de oportunidades para las mujeres en el mercado laboral, recuperación de la autoestima y aspiraciones.

En los tres últimos años, la pobreza bajó de 32,4% al 22,6%; mientras que la pobreza extrema bajó de 18% al 10,5%. Esto implica, en la práctica, que cerca de 600.000 ciudadanos abandonaron la franja de pobreza y se sumaron a los que ya estaban en la clase media en los últimos tres años.

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