Ecuador afronta días de fuerte turbulencia política

Ecuador afronta días de fuerte turbulencia política con el inicio del juicio por supuesta corrupción al vicepresidente Jorge Glas; y la decisión del presidente Lenín Moreno de alejarse de la alargada sombra de su predecesor, Rafael Correa, que volvió al país para disputarle el liderazgo a su sucesor.

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QUITO (EFE, AFP). El regreso ayer del expresidente Rafael Correa a Ecuador augura un choque de trenes político sin precedentes en una década en el país, tras declarar que su antiguo compañero y hoy presidente del país, Lenín Moreno, debe ser expulsado de la formación gubernamental Alianza País (AP).

Las diferencias entre ambos, que empezaron con un cruce de críticas, insultos y reproches a poco de asumir Moreno en mayo pasado, son ya irreconciliables y han provocado la ruptura de facto de Alianza País, el poderoso movimiento en el poder desde 2007 y mayoritario en la Asamblea Nacional, ahora dividido en “morenistas” y “correístas”.

Pero a Moreno no le bastaría con quedarse con el partido para “noquear” a su adversario, convertido en el principal opositor. También necesita salir victorioso de la consulta popular, todavía sin fecha, convocada por él mismo para eliminar la reelección indefinida aprobada por Correa.

Al asumir, Moreno prometió una “cirugía mayor contra los corruptos de ahora y de siempre”, y pronto creó una comisión anticorrupción –muy criticada por Correa– para esclarecer varios casos, algunos con funcionarios del gobierno anterior implicados.

La prisión preventiva y el juicio –iniciado el viernes– contra el vicepresidente Jorge Glas, el gran aliado de Correa, por el caso de los millonarios sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, disparó la popularidad de Moreno. 

Glas, sin funciones, se convirtió en el político en actividad de mayor rango en ser procesado por los casos que involucra a la constructora brasileña. La Corte aceptó juzgarlo por presunta asociación ilícita y cobro de sobornos.

Moreno retiró las funciones a Glas y encargó el puesto a una persona de su confianza. Pero Correa sostuvo que “no hay una sola prueba” en contra de Glas, quien de ser hallado culpable podría recibir una pena de entre tres y cinco años de prisión.

Verdadero problema

Sin embargo, analistas advierten que los mayores problemas de gobernabilidad que podría enfrentar Moreno en los próximos meses vendrán más por el lado económico que por la turbulencia política que podría generar la presencia de Corre en Quito.

El Mandatario se hizo con las riendas de este pequeño país petrolero en la época de las vacas flacas, cuando ya el precio del barril –sostén de la modernización impulsada por Correa– llevaba años de desplome y el endeudamiento se había disparado para sostener el creciente gasto público.

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