Gobierno de Dilma cambia discurso duro buscando atraer a la oposición

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en un giro a la habitual dureza de sus discursos contra sus detractores, intenta tender puentes hacia el exmandatario y líder opositor, Fernando Henrique Cardoso, en medio de la difícil situación política que atraviesa el Gobierno, envuelto en escándalos de corrupción y las amenazas de grupos que impulsan el juicio político, con posibilidades crecientes de lograrlo.

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BRASILIA (ANSA).Dos ministros de confianza de Rousseff expresaron públicamente la “vocación de diálogo” del Gobierno, y confirmaron así lo publicado como una especulación el jueves por el diario Folha de San Pablo.

“Oposición y Gobierno pueden dialogar”, planteó este viernes el ministro José Vargas, de Derechos Humanos, y uno de los miembros del gabinete político de la mandataria, respondiendo así al trascendido de Folha sobre un acercamiento con Fernando Henrique Cardoso, expresidente entre 1995 y 2003.

Cardoso es además de líder del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), la agrupación más importante de la oposición.

“Ellos tienen divergencias con el Gobierno, pero también pueden tener puntos de convergencia ante la amenaza de golpe institucional”, señaló Vargas, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).

Con su apertura hacia el PSDB Vargas se sumaba a otro ministro “dilmista”, Jaques Wagner, en su disposición a buscar una distensión con el PSDB, o al menos con el fundador y referente histórico de ese partido como es Cardoso.

El exgobernante ha expresado públicamente su desacuerdo con el juicio político que defiende en cambio su correligionario Aécio Neves, el senador que en 2014 perdió por estrecho margen en el balotaje presidencial ante Rousseff.

Precisamente es Aécio Neves uno de los dirigentes que convocan a una marcha a realizarse el 16 de agosto para reivindicar el impeachment (juicio político) de la gobernante.

Esa propuesta también cuenta con el apoyo, apenas disimulado, del poderoso titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que la semana pasada rompió con el Gobierno.

El abrupto portazo de Cunha causó preocupación a Rousseff.

No será fácil el camino hacia el reencuentro entre el gobierno y Cardoso, pero es una empresa en la que se observa bastante empeño desde el Palacio del Planalto y, al parecer, también por parte del exgobernante Luiz Inácio Lula da Silva.

A Lula le preocupa el riesgo de que su correligionaria Rousseff siga perdiendo base de sustentación política y popularidad, ya que esta semana una encuesta mostró que le resta menos del 8 por ciento de apoyo popular.

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