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Paraguay, obviamente, era uno de los principales exportadores de marihuana a Uruguay, donde se colocaba la droga de origen nacional a 1.000 pesos el kilo, que serían 380.000 guaraníes.
Sin embargo, ahora ya cayeron casi todas las rutas trazadas por los narcos paraguayos hacia Uruguay, especialmente después del decomiso de un importante cargamento que había partido de Caazapá y que fue confiscado en el departamento de Rocha, el 29 de julio del año pasado.
Por esta causa, está detenido en Montevideo el narcopiloto paraguayo Juan Domingo Viveros Cartes y con órdenes de captura internacional el exintendente colorado del distrito de Caazapá Francisco Nicolás Sarubbi Brizuela, así como un funcionario judicial de San Juan Nepomuceno, César Santiago Morel Roa.
Sin embargo, la orden de detención contra ambos aún no fue homologada por la justicia paraguaya, por lo que siguen gozando de libertad, pese a los indicios incriminatorios.
Primer país del mundo
El 24 de diciembre del año pasado Uruguay pasó a ser el primer país del mundo en legalizar la marihuana, después de que el Poder Ejecutivo promulgara “una ley de la que surgen con claridad la finalidad en cuanto a la restricción del consumo de estupefacientes, incorporándose aspectos sanitarios, educativos y penales”, según una defensa que hizo el Gobierno uruguayo ante la Junta Internacional de Fiscalización y Estupefacientes (JIFE), en Viena, Austria.
La norma estipula que los ciudadanos o residentes del país, mayores de 18 años, previo registro, podrán adquirir la droga en farmacias autorizadas, con una tenencia máxima de 40 gramos. También están permitidas hasta seis plantas y un máximo de 480 gramos por cosecha al año. Asimismo, se podrá cultivar en clubes con membresía (con mínimo de 15 socios y un máximo de 45). La tenencia máxima de una persona será de 40 gramos y se podrá cultivar con fines científicos y de uso medicinal.
Además de reducir automáticamente la incidencia criminal por el consumo de marihuana y de descabezar el monopolio de los narcotraficantes, Uruguay le dio una salida medicinal a la producción de la marihuana, algo que en Paraguay, un país netamente productor, podría ser la anhelada solución para descomprimir el índice de adictos.