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La comitiva fiscal-policial constató los privilegios con que cuentan algunos de los convictos, quienes viven entre lujos.
Por ejemplo, el pedrojuanino Walter Rodrigo Arévalos (31), quien había sido capturado el 12 de abril de 2012 en Chirigüelo, Amambay, con una carga de 100 kilos de cocaína, tenía en su celda una heladera y una congeladora llenas de alimentos, además de un acondicionador de aire, un horno eléctrico, licuadora, un televisor, juegos electrónicos, un bebedero y hasta las bicicletas de sus hijos.
El citado recluso es hermano de William Elisandro Arévalos (31), recientemente ejecutado en Bolivia, adonde huyó luego de escapar de Paraguay.
El cateo permitió descubrir que varios internos con cierto poder económico pueden asegurar una “feliz estadía” en el penal.