Ahora sí cayó el cartismo

De entre las internas de los partidos, sin duda, la más importante fue la del Partido Colorado que con el triunfo de Marito ya gana el primer tiempo de las elecciones generales al sacar de la cancha al foco del ataque opositor, Horacio Cartes y dejar a la alianza sin el principal motivo de su campaña electoral.

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Esto obliga a la oposición a rediseñar su comunicación, que hasta ahora estaba centrada en la figura del Presidente de la República, quien ahora pasa a segundo plano. No es lo mismo atacar a Cartes que atacar a Marito, sobre todo luego de la sociedad tácita entre el hoy candidato colorado, Mario Abdo Benítez para el 2018 y el candidato de la alianza opositora, Efraín Alegre, en la hasta hace poco postura anticartista de ambos.

El Partido Colorado dio una muestra de querer recuperar su identidad tradicional y no dar alargues al tema de la renovación del contrato de alquiler del partido al grupo Cartes. Este tomó las riendas del partido en momentos en que la conducción y el pueblo colorados estaban sumidos en una profunda depresión, resultado de la derrota electoral y caída del poder en 2008.

Cartes se centró demasiado en articular su ambición continuista, pero se olvidó de asignar en ese proyecto un lugar para el Partido Colorado. El coloradismo, que ha demostrado tener paciencia cuando se trata de lo mismo en un ambiente autoritario, no lo tiene tanto en democracia. Y se pronunció más temprano que tarde.

Es probable, inclusive, que el cartismo haya podido continuar como la cúpula de la ANR, si no fuera por tres acontecimientos que pesaron en su contra en la opinión pública. 

El primero es el triunfo ciudadano sobre el intento de HC de postularse a la reelección, violando la Constitución; el segundo es la designación por él solo, sin consultar a nadie, de Santiago Peña como candidato presidencial del movimiento; el tercero es el capricho del Presidente de conservar en su lista de candidatos a senadores a Óscar González Daher, luego del megaescándalo de los audios que revelan la podredumbre de la administración de justicia en nuestro país y el papel gansteril desempeñado por el senador cartista.

Si hubiera triunfado Santi Peña, muchos hubieran sido los padres de la victoria, pero como no fue así, el único responsable de la derrota es Horacio Cartes desde el momento que el candidato lo eligió él y nadie más que él.

¿Significa esta derrota el fin del cartismo? Si bien cayó el cartismo, esto no implica su retiro de la política, desde el momento que HC quedará instalado en la cima de uno de los poderes del Estado, el Senado, además de haber establecido contratos y acuerdos de hecho y de derecho con diferentes grupos de presión, a los cuales aún seguirá unido.

El resultado electoral revela que el contrato entre HC y la ANR ya no es del agrado del pueblo colorado, que con estas elecciones decide entregar la dirección a otra persona, a otros grupos. 

En la oposición, el triunfo de Efraín Alegre es lo esperado. Se abre una llave que plantea varias incógnitas, no porque sea él quien haya ganado sino por los compromisos que genera la candidatura de una oposición unida con salivas, por dentro y por fuera.

Efraín tendrá que enfrentar al Partido Colorado sin mucha ayuda interna, por la herida abierta entre su movimiento y la que lidera Blas Llano. Tampoco debe ilusionarse con el apoyo de su principal asociado Frente Guasu, que tiene como prioridad, antes que ganar la presidencia, conservar sus escaños en el Senado para demostrar que Lugo sigue siendo el líder real de la oposición.

ebritez@abc.com.py

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