Deuda jo’a

Sucede también en la economía familiar. No alcanza el sueldo para cubrir el presupuesto, y la solución pasa por hacer préstamos o reducir los gastos. Si con esto no alcanza, se vuelve a tomar otro préstamo. Lo que sucede generalmente en las familias, ocurre normalmente en el país.

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Los recursos con que contamos no alcanzan para financiar los gastos e inversiones razón por la cual se autoriza al Poder Ejecutivo a administrar un presupuesto con un déficit no superior al 1,5% del producto interno bruto, es decir, a lo que representa la totalidad de la producción de bienes y servicios del país.

En las administraciones familiares sabemos lo que significa no alcanzar fin de mes o fin de año con nuestros ingresos. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de los administradores del país, quienes tienen experiencia en gastos, casi nada en inversiones y poco en ingresos.

Resultado de este cuadro de situación es que la recaudación del Estado se administra con criterio clientelar y prebendario; en consecuencia, se gasta casi todo en sueldos de muchos operadores políticos y pocos funcionarios públicos, y menos en inversiones.

Como si eso fuera poco, los fondos son insuficientes para cubrir el Presupuesto, y surge el déficit (se gasta más de lo que se tiene), que para los políticos, alentados por administradores políticos, no es sino situación normal de comportamiento financiero. “El país está urgido de obras de infraestructura” y la “deuda externa es baja comparada al nivel de otros países”.

En nuestras administraciones personales y familiares sabemos que si gastamos más de lo que tenemos entramos en déficit, pero si este es producto de una inversión necesaria en la casa, se justifica endeudarse. El problema comienza cuando para pagar las cuotas del préstamo se necesita de otro préstamo.

Endeudarse para pagar deudas significa en nuestras economías saldo rojo o quiebra.

Claro que también se puede ahorrar, con menos gastos superfluos o aumentando el ingreso, trabajando más en el caso de los asalariados o empresarios.

Cuando es imposible pagar la deuda sino con otro préstamo, es cuando generalmente entramos en quiebra, caemos en manos de usureros, quienes elevan al máximo la tasa de interés precisamente para cubrirse del riesgo de no recuperar totalmente su dinero.

Este problema de los bonos con que el Estado viene cubriendo el déficit país es apenas la puntita del iceberg que oculta graves falencias políticas y económicas administradas con graves falencias por nuestra elite política y consentidas por técnicos politizados como el titular del BCP y el ministro de Hacienda, quienes fueron formados para la economía y las finanzas, pero deformados por la politiquería criolla.

La disputa actual sobre el tema entre un bando político y otro no es entre quienes hacen bien las cosas y entre quienes las hacen mal. Es entre quienes hacen mal. Nadie quiere hacerlo bien, porque si fuese así comenzaríamos por discutir y concretar formas de mejorar la calidad del gasto del Estado paraguayo y, por consiguiente, de mejorar la calidad de las inversiones, además de mejorar la recaudación, ensanchando la franja de contribuyentes para reducir el nivel de desigualdad existente.

Realmente, en las condiciones en que se ofrecen los bonos soberanos, podrían llevarnos a una “buitrización” de nuestra deuda, y si dependiera su colocación de algún filtro, tal vez ni siquiera llegaría a conseguir el visto bueno de Informconf.

Son más de 350 millones de dólares que debemos prestar (en bonos) para pagar este año las deudas anteriores. ¿Les parece que exageramos, como dice el oficialismo? Creo que es al revés: ñande flojoiterei katu.

ebritez@abc.com.py

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