El oficio de ganchero

Antes de que fuera habilitado en 1984 el vertedero de Cateura, el oficio de ganchero se ejercía ya en la vieja Salamanca, adonde iba a parar toda la basura asuncena.

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Esta profesión ha ido mutando con el correr del tiempo, y aunque exista a la vista de todos, es curioso que la Real Academia Española de la Lengua no la registre tal cual la conocemos hoy.

En España, el oficio de ganchero ha desaparecido hacia 1960 con el auge del transporte terrestre, pues ya no hubo necesidad de que ellos se encargaran de conducir los troncos de madera flotando en las aguas del río Tajo.

La RAE sí incorpora la acepción uruguaya de “ganchero”, que alude a la “persona que facilita las relaciones amorosas”, en papel de celestino. No sabemos si es sinónimo de proxeneta o caficho, eternos auxiliares de la prostitución, o bien solo a los encuentros amorosos de almas solitarias que necesitan pareja.

En Estados Unidos, los “muckrakers” no precisamente eran “removedores de basura”, a principios del siglo XX, sino los periodistas que empezaban a sacar los trapos sucios de la corrupción y denuncias de abusos y explotación en la prensa.

Los gancheros de Asunción tuvieron una larga lucha en los 90, cuando se los llamaba despectivamente “basureros”. Entonces, muchos de sus líderes de Cateura habían salido a aclarar que eran “recicladores” y que, gracias a este trabajo, seleccionaban materiales que podían vender sin tener que mendigar ni robar.

Pero era tal la insalubridad del ambiente en el que se desempeñaban, que se calculaba en apenas 30 años la expectativa de vida a partir de ingresar al vertedero. Además, tuvieron que agremiarse para defender sus “puestos de trabajo” frente a las constantes amenazas de cierre de Cateura y el traslado a otro sitio de vertido.

Según datos del Ministerio del Trabajo, existen unos 600 gancheros en Cateura, de los cuales 250 tienen entre 18 y 25 años y 350 son mayores de 25 años.

El changador paraguayo sin educación, en una gran mayoría de los casos, es reacio al cambio y apela a aquella idea de que es “mejor malo conocido que bueno por conocer”, para evitar cualquier riesgo que lo deje sin el pan de cada día.

Pasa con los llamados “cuidacoches” y “limpiavidrios”, que se resisten a abandonar las calles o cambiar de profesión por mejores condiciones laborales.

Sin embargo, los gancheros dieron una gran lección de vida esta semana durante la Feria de Empleo organizada por la Dirección de Empleo del Ministerio del Trabajo y la Junta Municipal de Asunción.

En total, 160 puestos fueron ofertados por 11 empresas de comidas rápidas, limpieza y construcciones. A pesar de la lluvia del jueves, unas 250 personas acudieron a solicitar un trabajo digno, con el cual desean mejorar su nivel de vida y dejar una destreza que lleva años y que se ha convertido en un medio de subsistencia regido por automatismo.

Demuestran que la idiosincrasia a veces hay que dejarla de lado si se trata de cambios radicales que traerán mayores oportunidades y una mejor calidad de vida.

pgomez@abc.com.py

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