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En la dictadura stronista, el Gobierno era el encargado de censurar todo lo que conspiraba contra su monstruoso proyecto. Hoy día es el famoso rating (medición de audiencia) el gran censurador de todo... generalmente de lo bueno y principalmente de lo importante. Bajo la premisa de que la mayoría manda, se justifica todo... especialmente lo mediocre.
En estos días se sucedieron dos hechos antagónicos, siempre desde el punto de vista del rating. La semana pasada se inició con imágenes mil veces viralizadas de un legislador increpando a un policía de tránsito porque quedó atrapado en un embotellamiento. La gente presente en el lugar le aplaudía como si hubiese descubierto una vacuna, al menos eso se veía en el video.
Al mismo tiempo, la doctora Laura Mendoza recibió el Premio Nacional de Ciencia 2014 en representación de un equipo que investigó la “distribución de aislados de variantes de VPH-16 en mujeres paraguayas con diferentes grados de lesión cervical”. Su trabajo revela la alarmante cifra de mujeres infectadas por el VPH (Virus del Papiloma Humano) y que recién con el método de detección se puede tener un panorama claro de la enfermedad en el país.
En una entrevista realizada por el colega Eduardo Quintana, la doctora Mendoza explicó que “entre los hallazgos más importantes que observamos en las investigaciones se encuentra la detección de una alta frecuencia de VPH de alto riesgo oncogénico en mujeres sin lesión de cuello uterino, en su mayoría a partir de 30 años, lo cual es relevante debido a que a esta edad la mujer tiene más riesgo de poseer una infección persistente que con el pasar del tiempo le produzca una lesión de cuello uterino”.
Ni la doctora Laura ni sus compañeros de investigación: María A. Picconi, Santiago Mirazo, Pamela Mongelós, Graciela Giménez, Jorge Basiletti y Juan Arbiza aparecieron masivamente en las redes sociales, como nos hubiese gustado.
Las inentendibles declaraciones de algunos futbolistas o el enfrentamiento entre las “modelos” muchas veces tienen más minutos que un equipo de científicos paraguayos. Todo por culpa del maldito rating. Aparte de su fabuloso trabajo, Laura y sus colegas diagnosticaron algo muy importante: A la masa le gusta consumir el vyrorei (cosas sin importancia) y le estresa lo importante.
Con razón que el Paraguay es considerado “el país más feliz del mundo”, porque su gente no vive preocupada ni estresada por los graves problemas nacionales. Y así nos va.