Las vísperas de Asunción

“La Ciudad de Nuestra Señora Santa María de la Asunción, al tiempo en que fuera instituido el Cabildo (setiembre de 1541), contaba con una sola calle (seguramente la famosa calle Real) que se extendía a lo largo del barranco del río Paraguay hasta más allá del actual Parque Caballero; el resto los constituían caminos abiertos en la selva boscosa y húmeda (…). La Casa Fuerte levantada por Salazar en 1537 era entonces la única expresión arquitectónica de cierta importancia. No se había pensado siguiera operar sobre un plano inicial...” se lee en la Historia Edilicia de Asunción. 

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Y así la ciudad se conformó y se fue plasmando sobre la accidentada geografía a la buena de Dios. Los planos con los cuales llegó a la época de la Independencia en 1811 muestran redes de calles que se abren paso caprichosamente entre el caserío siguiendo la dirección del torrentoso raudal hacia la actual Bahía de Asunción. 

El primer urbanista que tuvo la ciudad fue el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia que al ver sombras conspiraticias en cualquier rincón decidió enderezar las calles y convertir el rancherío español colonial en escombros. 

Con los López la ciudad cobró el impulso de la modernización con las grandes construcciones que permanecen hasta hoy. Al lado de las casonas coloniales se iban levantando las nuevas y majestuosas construcciones. 

A lo largo de los años la ciudad perdió mucho de las valiosas edificaciones que ostentaba y que tenían derecho a sobrevivir: La Casa de los Gobernadores fue demolida para celebrar el centenario de la independencia. Estaba donde hoy es la Plaza de Armas, frente al Congreso. También se derribó por la época el primer Mburuvicha Róga, donde Carlos A. López residía en diagonal a la Catedral, sobre El Paraguayo Independiente. 

Si hubieran llegado hasta nuestros días hubieran sido joyas muy preciadas de la ciudad, al igual que tantos otros edificios como el Club Nacional (Palma y Chile) o el Banco Mercantil (Estrella y Chile). 

Pero el concepto mal entendido de la modernidad ha arrasado con todo en las vísperas de cada gran celebración. 

En la década de 1930 un intendente visionario, un estadista llamado Bruno Guggiari, se propuso el trazado y el desarrollo del actual barrio Obrero, en los suburbios del sur de Asunción sobre extensos terrenos de las quintas de los Escobar, Guggiari y Uriarte. Así surgió ese sector único con enormes avenidas, paseos centrales y diagonales que llevan a todas partes. 

Otra vez el mal entendido “progreso” –que pensábamos superado en los años 70– ahora se cierne y amenaza ese retazo urbanístico e histórico de la ciudad con el loteamiento ilegal del paseo central de la Avenida Quinta para la construcción de unos mamotretos que fungirán de salones comerciales y cocinas en plena vía pública. 

Los gobernantes, no aprenden, ni razonan. No fueron suficientes los 481 años –que se cumplen esta semana– de vida para preservar lo bueno que tiene Asunción. 

Aquí sigue rigiendo la insoportable consigna de destruir, en vísperas de cada celebración.

pgomez@abc.com.py

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