Cuquejo reclama transparencia y honestidad para vencer corrupción

En su mensaje, Cuquejo sostiene que el Nuevo Año es para compartir los mejores augurios y deseos de paz entre familiares, amigos y conocidos. Estos buenos deseos deben concretarse en nuestra realidad social, propendiendo hacia una convivencia armoniosa como fundamento de una paz duradera.

Recuerda que el primer día del año está dedicado a la Jornada Mundial por la Paz, una creación del Papa Juan Pablo II, motivando a todas las personas y naciones a empeñarse a implantar la paz en un mundo enturbiado por problemas sociales, políticos y económicos. Agrega que la paz reside en el interior de la persona y cuando ella es compartida entre otros se consigue la paz social.

“Sabemos que la paz no es un mero esfuerzo humano, toda sociedad busca la paz y quiere vivirla. La gran Revolución Francesa que da origen a nuestra cultura democrática en 1789 propagaba la libertad, igualdad y fraternidad. De alguna manera la libertad e igualdad han sido conquistas permanentes, pero la fraternidad no ha tenido un camino llano y fácil”, expresa el arzobispo.

Seguidamente, sostiene que para alcanzar la fraternidad la persona tiene que buscar al hermano, encontrarse con él y en nombre de Cristo llevar un programa de vida que venza a las fuerzas del egoísmo, del egocentrismo, la envidia, la ambición desmesurada y el odio fratricida. Agrega que la fraternidad es un camino para la paz y este camino pasa por la solidaridad. De hecho la paz es obra de la solidaridad. Implica esto no dejarse llevar por el afán de ganancia o por la sed del poder, es importante adquirir la actitud del servidor, quien en lugar de oprimir al hermano para el provecho propio le sirve para que pueda vivir una vida digna.

Asimismo, sostiene que la fraternidad exige el imperio de la verdad, transparencia y de la honestidad para vencer la corrupción y el crimen organizado, de lo contrario el corazón humano queda vacío y a merced de las potencias malignas.

Monseñor Pastor Cuquejo finalmente enfatiza que con la fraternidad también se puede vencer la pobreza, porque al compartir los bienes establecemos la caridad social.