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La Lic. Zulmira Duarte Orella, técnica de la Dirección de Extensión Agraria, explica que con el incremento de la deforestación se ha eliminado su fuente de alimentación y la disminución de sus enemigos naturales hace que se procreen libremente. “Estos insectos se han convertido en un enemigo natural para el hombre, en especial para nuestro hermoso jardín que tiene plantas que son de su predilección, como rosas, crotones, impatiens (labio de señorita), hortensia y otras”, señala.
Según dice la experta, “las hormigas ysau y akekê son muy laboriosas en las horas de la tarde y noche. Recorren grandes distancias por caminos que trazan, son insectos sociales y tienen establecida una división de trabajo acorde a su tamaño. Las obreras se encargan del corte y acarreo del material vegetal dentro de la mina; los soldados, en cambio, cuidan el hormiguero; las jardineras procesan los alimentos y mantienen la mina. La reina es la que desova y multiplica la población, día a día. Una pequeña salvedad: las del género acromyrmex (akekê) no tienen soldados”.
En esta época debemos estar atentos para que no tengan acceso a nuestro jardín y ataquen. La técnica dice que “esto se evita poniendo algunas flores como tagetes o plantas medicinales: ruda, menta o barreras preparadas con harina de hueso, ceniza, carbón molido y cáscara de huevo molido (en partes iguales), que actúan como repelentes. Cuando se encuentran debajo de los cimientos de las casas o murallas se utilizan preparados orgánicos con 100 gr de levadura y 100 gr de azúcar, 100 gr de maíz y 100 gr de tártago, moler y mezclar. Se esparcen 10 gramos de granulados en sus camineros, no en forma de montículo. Si no se encuentran los camineros se debe aplicar alrededor de las bocas, hoyos o agujeros”, finaliza.