Inicio de una etapa decisiva

Al iniciar la segunda etapa del año lectivo es recomendable hacer un recuento de los logros y dificultades detectados en el primer semestre, esta recomendación es tanto para padres como docentes y alumnos.

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En la medida en que cada alumno identifique claramente los aspectos que debe revisar y mejorar de su propio desempeño estará con más posibilidades de superar los problemas, esto sumado al control y acompañamiento de los padres y la intervención oportuna de los docentes puede evitar el fracaso a fin de año, teniendo en cuenta que estamos iniciando una etapa decisiva.

Las familias inciden de modo determinante en la vida escolar de los hijos, pues todo lo que estos aprenden del entorno familiar en cuanto a hábitos, comportamientos, actitudes y valores influyen en sus logros como estudiantes.

Los estudiantes, además de los recursos materiales, también precisan de un ambiente en el que es necesario que los padres trabajen un proyecto de vida del que sus hijos/as sean parte activa.

La escuela también es parte importante de ese proyecto, por lo tanto, el éxito en la vida académica está ligado a la consecución del proyecto de vida que, en resumen, es la proyección futura de cada persona, partiendo de la realidad en la que vive.

Trazar un plan de vida permite que cada estudiante se sitúe en una perspectiva de mediano y largo plazo en la que se fijan metas y objetivos que deben ser evaluados por los educandos con la orientación de docentes y padres, en cada una de las etapas del proceso educativo.

Para que el estudiante participe activamente en la escuela, el clima de la institución educativa debe ser propicio, con un ambiente de confianza, entendimiento, integración y solidaridad. Es necesario que docentes y padres de familia trabajen de manera conjunta, y esto pasa por la apertura y disposición de ambas partes.

Una escuela encerrada en sí misma, que vive de espaldas a la realidad, no favorece esta interrelación, tampoco padres despreocupados por el avance de sus hijos que no acuden al llamado de los maestros cuando se los necesita.

En el mundo moderno en que vivimos, los docentes y padres deben facilitar el aprendizaje. Los niños y las niñas deben aprender a aprender, aprender a vivir juntos, aprender a hacer y aprender a ser, cuatro pilares fundamentales para la vida en un mundo cambiante que exige adaptación y cambio permanente.

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