¡Usana el basurero, chera'a!

Caminar por las calles de Asunción es como jugar Mario Bros., solo que en vez de esquivar las tuberías, debemos evitar los cajones de frutas y saltar como bailarinas para no pisar las cáscaras de bananas. De nada sirve que los barrenderos de la municipalidad limpien desde temprano, porque en seguida la gente vuelve a arrojar sus desechos al suelo, solo por evitar la fatiga de dar unos pasitos para llegar hasta los tachos.

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Pasear por nuestras calles es todo un desafío, además de tener que esquivar las imperfecciones de las veredas, también hay que aguantar la basura esparcida por todos lados. Nos encanta destacar lo limpias que son las ciudades de otros países, pero no nos preocupamos por imitarlas; al contrario, nos pasamos ensuciando nuestras plazas.

Estamos acostumbrados a presenciar cómo muchas personas lanzan sus envoltorios o botellas por las ventanillas de los colectivos y automóviles; a veces, hasta pasan encima de uno para llegar hasta ellas. Cuando vemos a alguien haciendo esto, lo ignoramos porque no nos importa o nos da vergüenza decirle que no está bien... ¿Tanto pio cuesta atajar un ratito nuestra basura o guardarla en la mochila hasta encontrar un tacho?

Muchos se quejan de los raudales que se forman luego de cada lluvia; sin embargo, otros los aprovechan para tirar sus basuras. Culpan al Gobierno o a la municipalidad por la falta de desagües pluviales, pero la cantidad de desechos acumulados en los sumideros evita que el agua circule con mayor fluidez y, de ese modo, se forman los grandes “ríos” en las calles.

Representa un problema que nos afecta a todos. Además, la primera impresión que tienen los turistas al visitar la costanera, por ejemplo, es que el país parece muy sucio. Pero el mal aspecto no es lo único negativo, ya que la basura también genera malos olores que, con el tiempo, se transforman en un riesgo para la salud.

Si en vez de quejarnos por las redes sociales, formáramos brigadas y realizáramos campañas de limpieza, el estado de nuestros espacios públicos sería mejor de lo que imaginamos. Pero todo gran cambio comienza por uno mismo, así que utilicemos los tachos de basura y si vemos a alguien arrojando sus desechos a la calle digámosle: “¡Usana el basurero, chera'a!”.

Por Ana Lezcano (19 años)

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